4 NOVIEMBRE 2022

© 2022 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2022
Localizacion
Zaragoza (España)
Soporte de imagen
DIGITAL (100)
Fecha de diario
2022-11-04
Referencia
6200

DIARIO DE VIAJE: Al Noreste
Día 1.3 Martes (04.10.2022)

…Llegué a Zaragoza a las tres y media. Localicé la zona donde se encontraba el hotel (léase tipo pensión, o algo así). Sin embargo, me resultó imposible encontrar aparcamiento de superficie. Después de intentarlo repetidamente, tuve que recurrir a uno público, de pago, claro.
Me dirigí hacia la basílica del Pilar. Ante el gran espacio diáfano que se extendía frente a la portada me dije, desprovisto de cualquier sensación que se aproximara a la emoción: ¿y ahora qué hago? Entrar, qué vas a hacer si no, pedazo de merluzo. Todo en mi espíritu empezaba a alterarse; sí, porque no me apetecía hacer nada y tan solo eran las cuatro y media de una tarde espléndida de luz y confortable temperatura.
Sospeché que Zaragoza no me iba a gustar especialmente, pero no tenía ni idea de por qué.
Entré en la basílica, circunvalé el amplísimo y catedralicio espacio como si nada. No fotografié (lo cierto es que estaba explícitamente prohibido) pero no fue por eso, sino porque no tuve gana de hacerlo. Salí unos minutos después, absolutamente desinteresado.
De ahí me acerqué a la Seo, quizá más interesante que la basílica, pero me pidieron siete euros por la entrada y mi falta de motivación no me permitía pagar más de tres. No, no es que me pareciera caro (no podía valorar eso), simplemente es que no tuve las suficientes ganas para entrar…
…La tarde se estaba poniendo imposible. No sabía qué hacer. Me llamó Carmen y le conté mis invencibles ganas de no hacer absolutamente nada. Me animó a que, al menos, me acercara a la zona del Tubo (calles estrechas de bares y tapas). Le dije que bueno, que lo haría.
Seguí deambulando sin ton ni son. La ciudad, en el centro, por dónde me moví toda la tarde me pareció agradable, limpia, ordenada, racional urbanísticamente y con un entorno comercial pulcro y estimulante. Había gran profusión de terrazas en calles y plazas, lo que siempre es grato porque da la impresión de una sociedad que gusta de convivir y compartir espacios. Verdaderamente era una gran ciudad, lo que me pasó es que me empequeñecí como viajero.
En torno a las siete y media decidí coger el coche para aparcarlo en las inmediaciones del hotel (no quería pagar 20 € por toda la noche) y tomar la habitación donde dormiría. Después de una hora de dar vueltas incesantemente y no conseguir aparcar tuve que volver al parking público (la broma del aparcamiento en Zaragoza me costaría 30 €, casi más que el hotel).
La habitación, absolutamente deprimente. Salí a cenar en la zona del Tubo. Unas tapas sin sustancia en una mesa alta en la calle. Mi humor había mejorado porque las dificultades del día estaban superadas y la camarera que me atendió me gustó. Eso siempre me anima (las mujeres me confortan tan solo con su presencia).
Volví al hotel a las once y me acosté.
La Fotografía: Toma parcial de la Basílica del Pilar, realizada en momentos de dispersión de mi estado de ánimo. Podría decir que a ese espíritu obedece la negrura del cielo azul; pero no lo haré porque es una solemne tontería (tan solo caprichos del revelado).

Pepe Fuentes ·