DIARIO ÍNTIMO 47
El aislamiento no es una solución; pero sí una cauterización ineludible para evitar males mayores.
Jueves, nueve de Febrero de dos mil veintitrés.
Ayer dije en este diario que hoy empezaría una serie de entradas (*) sobre algunas de las mujeres que me hicieron feliz a lo largo de toda mi vida. Las mujeres, hasta hace poco, han representado para mí bellísimas vivencias en las que he gozado de amor, placer y consuelo.
Los seres humanos, por encima de todo, buscamos el gozo, el placer, el amor y eso yo siempre lo he encontrado entre las mujeres, mis mujeres, y yo suyo, siempre.
Ahora, todo lo contrario. Estoy profundamente decepcionado y hasta amargado con esa triste circunstancia que me ha sobrevenido desde que Naty se fue de mi vida, tan entendible, por otro lado. La actitud de las mujeres con las que he trabado relación desde entonces, solo me han causado desengaño y disgusto. Me parece una actitud inmerecida para mí, pero no injusta. Sencillamente porque es de suprema justicia que ellas hagan lo que mejor les convenga; pero no deseo que esas santas e incuestionables maneras de no estar conmigo suponga que yo sufra. Por nada del mundo deseo eso. Me quiero demasiado para permitirlo.
A partir de ese incontrovertible hecho, hoy, desde la tristeza, he empezado a tomar decisiones que suponen cortar los lazos sociales que me aburren o desagradan, que son casi todos.
Estaba registrado en una red social: Instagram, por el soporte fotográfico en el que se sostiene y que a veces me resultaba interesante; pero no así la convención social que comportaba, el riguroso e inexcusable comercio e intercambio de falaces “me gusta” que se convertía en una sofocante y tediosa obligación. Fuera con eso, era irritante. Hoy he dado de baja la cuenta.
Otra actividad social a extinguir y esta sí relativa a la búsqueda de “pareja” o al menos compañeras sexuales ¡¡¡qué risa!!! Nada ha salido bien en ese aspecto. Fuera con eso también (por lo pronto he borrado mis fotos de perfil para después darme de baja).
Mantenía contacto mediante wasap con algunas mujeres altamente tóxicas para mí. Todo era mentira en esas relaciones digitales. Fuera con eso también. He bloqueado sus mensajerías.
Llegar a esas devastadoras decisiones me ha resultado fácil, tan solo me he hecho una sencilla pregunta: ¿Todo eso te hace reír o al menos sonreír, y en todo caso te produce placer? ¿Te compensa, amigo? Me he contestado con una claridad diáfana fuera de toda sombra de duda: No, en absoluto. Pues fuera con todo, ya.
A partir de ahí, o mejor dicho desde hoy, que el reparador silencio cubra mi vida de paz y displacer. Nadie es perfecto (Con faldas y a lo loco).
(*) Lo aplazo hasta el sábado, dado que hoy, a primera hora de la tarde, me ha surgido un desencuentro más que se ha traducido, junto al malestar de fondo habitual, que tome decisiones reactivas (odio la resignación pasiva) y las cuente esta misma tarde.
La Fotografía: “Casi sin darme cuenta,/tanto de lo que amaba/ha ido abandonándome”. José María Álvarez