14 FEBRERO 2023

© 1983 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
1983
Localizacion
Toledo (España)
Soporte de copias
ILFOBROM GALERY FB
Viraje
SELENIO
Tamaño
20 x 25 cm
Copiado máximo en soporte baritado
2
Copias disponibles
2
Año de copiado
1983
Fecha de diario
2023-02-14
Referencia
5201

DIARIO ÍNTIMO 51
Mujeres que me gustaron y a las que quise (tres). N.
Domingo, doce de febrero de dos mil veintitrés

“Estar enamorado es revolucionario, la desobediencia permanente. Solo atiendes a la luz del sol, y a la luna en la noche. No existen los acontecimientos históricos. Solo las manos, los ojos y los besos, en una suspensión del espacio y del tiempo”. Manuel Vilas
A finales de verano o principios de Octubre de mil novecientos ochenta y cuatro, buscaba quedarme prendido de una mujer, desearla, amarla y que pasáramos las tardes y las noches, riendo y gozando cuanto nos apeteciera. Es lo que más me interesaba hacer en ese momento de mi vida. Después, también. Yo siempre he querido estar enamorado. Todavía no se me ha pasado, sigue rigiendo muchos de mis anhelos y necesidades ¡¡¡qué le voy a hacer, con lo mayor que soy!!! Nada, desde luego que nada, me encanta que sea así. Es un asidero primordial en mi vida; o tal vez lo era. Ahora todo sucede a gran velocidad y rebosante de insatisfacciones.
En ese momento tenía una disponibilidad absoluta, no había ninguna mujer en la que hubiera fijado mi mirada o mi deseo. Creo que esa ha sido siempre la mejor situación posible para mí, la de la búsqueda porque era un libérrimo ejercicio vivencial. Era tremendamente excitante, si no fuera, porque, también conlleva una cierta ansiedad e impaciencia. A veces, también frustración.
La sensación era novedosa, ya que venía de once o doce años de compromiso. Tenía en contra que no era precisamente un ser social, todo lo contrario, cazaba en solitario, siempre fue así. Quizá, sin saberlo, actuaba parafraseando a Carson McCullers (El corazón es un cazador solitario).
Muchas tardes noches, frecuentaba el mismo bar de la ciudad (Tierra, se llamaba), porque allí acudían varias chicas que me gustaban. Me situaba en un sitio estratégico y visible, en posición de espera y me dedicaba a observar y enviar sutiles (creo que eran más bien evidentes) señales a las que me gustaban, que eran varias. N., era una de ellas. Solía estar con dos o tres amigas, todas ellas, de poco más de veinte años.
Era una mujer, joven pero muy poderosa ya, a pesar de su cara aniñada. Su personalidad era desinhibida, estruendosa y siempre original y divertida. La iniciativa de conocernos fue suya, ella, si sentía un impulso, por mínimo que fuera, tomaba resueltamente la iniciativa.  Conformarse no era su credo ni su actitud ante la vida. La mía, engañosamente, también.
Nada más conocernos comenzamos a salir. Íbamos al campo y alternábamos por los bares de la ciudad donde ella conocía a muchísima gente, yo a casi nadie. Estar con ella era subirse a un tobogán a gran velocidad donde podía pasar de todo. Recuerdo alguna de las cosas que hizo varias veces, tremendamente divertidas: si veía mi coche aparcado en alguna calle o plaza de la ciudad, me escribía una nota allí mismo, chispeante, original, divertida que dejaba pillada por el limpia. Además, escribía bien y brillantemente y eso me encantaba.
Lamentablemente, no recuerdo con precisión matices de su volcánico carácter que mezclaba con actitudes amorosas, cercanas, pero exigentes (no soportaba la pasividad). Con ella no había margen para la pereza vital y la risa siempre estaba a flor de piel. Fue muy gozosa para mí la relación con esta mujer que, creo recordar, duró algo más de seis meses.
La Fotografía: La hice fotos en el año ochenta y cuatro y ochenta y cinco. Algunas ya han aparecido en el diario en años anteriores. Un gratísimo e inmenso placer para mí el que esta intensa y pujante mujer pasara por mi vida, a pesar de que no se cortaba de bromear sobre mí por mi seriedad y falta de sentido del humor (claro, comparado con el suyo, yo era una especie de estatua).
PS: Eliminada por protesta airada  de esa mujer, aunque ya no sea la misma físicamente (han pasado 38 años). La verdad es que a estas alturas a mí me trae sin cuidado el asunto y mejor que no aparezca por aquí.

Pepe Fuentes ·