21 FEBRERO 2023

© 2022 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2022
Localizacion
Toledo (España)
Soporte de imagen
DIGITAL 50
Fecha de diario
2023-02-21
Referencia
1953

DIARIO ÍNTIMO 58
Apéndice al relato de los últimos días sobre mi vida sentimental.
Las relaciones virtuales, lamentable signo de los tiempos (1)
.
Lunes, veinte de febrero de dos mil veintitrés

“El miedo es el fundamento lógico de la mujer. La mujer es como es, piensa como piensa, se comporta como se comporta, porque tiene miedo. Miedo instintivo, genético, sobre todo al varón, al que ve principalmente como agresor y el que a toda costa desea domar y, si es posible, castrar. Y cuando por fin lo ha conseguido, lo desprecia porque la mujer, sin miedo, no es nada…”. Fernando Aramburu (Los vencejos).
… Flashback
: Hace unos días, después de comer leía encantado Nosotros, de Manuel Vilas (escritor de cabecera, como vengo repitiendo). Me encuentro a la mitad de la novela, en ella, Vilas, narra una historia de amor, encendida, lírica, épica, atemporal, sensual, exagerada desde la perspectiva de un amante cualquiera, como yo. Eso no es óbice para que no reconozca el inmenso talento que despliega uno de mis autores preferidos.
Marce (muerto) e Irene (su viuda), se amaron durante veinte años más allá de los límites de la vulgar realidad, a diario, como el primer día todos los días de la vida que compartieron, eso cuenta Vilas. Irene, evoca a Marce a todas horas de su vida y se relaciona con hombres, pero no los ve a ellos, ve a Marce. Vilas te arrastra en esa espiral de sentimiento sublimado, intenso, arrebatado y leyendo su historia te sientes parte de ella.
“Nunca dejaron Marce e Irene de vivir en el mundo de los amantes novísimos, aquel en el que la vulgaridad no existe, en el que da igual pagar cuentas descabelladas en los restaurantes o perder los amigos, porque ¿quién necesita ahorros y amigos cuando se enamora? ¿Qué más da la fealdad del mundo? Manuel Vilas
La lectura me produjo una cierta excitación, una motivación añadida, innecesaria por otra parte, pues el riesgo de cometer una inconveniencia era alto. Lo hice, -me dije- grabaré un mensaje amoroso de audio y se lo enviaré mediante WhatsApp a la mujer que ha ocupado mi mensajería y mi deseo durante meses. Quién siga este diario sabrá a quien me refiero. Seguí con mis cosas, intrigado por saber cómo reaccionaría a mi rendido mensaje; eso sí, ahora no pasábamos por un buen momento en nuestra precaria relación, después de meses y miles de mensajes, la relación estaba dando signos de agotamiento.
Dos horas después llegó su respuesta, de una violencia inusitada, fuera de lugar, de tono y de cualquier principio de educada consideración (solo buscaba humillarme y no sé por qué); a saber: me dijo que buscara ayuda terapéutica (para ella debo estar seriamente dañado mental y anímicamente, así que me mandó a hacer terapia exprés); que la olvidara para siempre y que me asegurara de eliminar cualquier dato o referente que me permitiera volver a contactar con ella. Para colmo de su insultante y violenta diatriba, se atrevió, nada menos, a recomendarme la lectura de un bestseller de autoayuda de inspiración espiritual, que a ella la había cambiado la vida, según dijo; y tanto, pensé yo: El poder del ahora, de un tal Eckhart Tolle, un iluminado que dice cosas como esta: “No puedo seguir viviendo conmigo mismo… si no puedo vivir conmigo mismo, debe haber dos: el yo, y el mí mismo con el que yo no puedo vivir, Quizá, pensé, sólo uno de los dos es real» (Wikipedia). Y entonces, el visionario, se cayó del caballo y a través de su “alter ego” se dedicó a escribir libros que compran y leen religiosamente millones de personas como mi “amiga virtual” (ella también maneja habitualmente sus alter ego, como el tal Tolle, solo que lo suyo puede que sea un trastorno bipolar, me temo. Lo único que me molestó es que me atribuyera un nivel intelectual asimilable y susceptible de ser ayudado por el esquizoide Tolle.
Los demás improperios que solo leí por encima porque me enfadé (mi mensaje era de buena voluntad), me dieron igual (era lo ya sabido), salvo porque la irritada decepción me llevó a  eliminar entero el chat con ella (miles de mensajes que habíamos cruzado a lo largo de meses). Le cupo el dudoso mérito de hacerme sentir ridículo (ahora, a estas alturas, eso es fácil). Nadie que no tenga mala entraña, debería intentar humillar a alguien por nada o por ser amoroso.
Probablemente, el amor en la edad tardía tan solo sea una molesta convención cultural de gentes animosas, como Manuel Vilas.
La Fotografía: Una: Mujeres que van abandonándome en estos últimos tiempos. Aunque a ellas les de igual (les falta información), no se dan cuenta que en igual medida las abandono yo a ellas. Perdemos todos.

Pepe Fuentes ·