DIARIO ÍNTIMO 60
Sábado, once de marzo de dos mil veintitrés
Sin noticias de mujeres. Ni una sola quiere saber nada de mí, salvo las que forman parte de mi vida ahora: Naty porque aún tenemos cosas que compartir: Mi/Su Charlie, y una ruina cierta a medio plazo. Al parecer es lo que hemos querido, entonces todo está bien; y Carmen, mi amiga desde hace ya casi un año. Hablamos frecuentemente. Ella, ahora, ya no tiene novio y yo ni tengo ni tendré novia nunca (se me ha pasado la edad).
Las mujeres huyen de mí como de un apestado, y yo de ellas. Tanto ellas como yo sabemos de nuestras razones.
Hasta hace nada me quedaba una única y última relación virtual, estúpida y desquiciada, con una mujer:. Un juego patético al que me presté como un tonto y que me hizo más tonto todavía, si eso es posible. Menos mal que ese lamentable y absurdo artificio, que tan solo servía para que ella se burlara de mí, ya es pasto de olvido.
Hoy he recogido a Mi Charlie y cuando me ha visto ha saltado repetidamente (siempre lo hace) verticalmente a casi un metro del suelo, mostrando una exultante alegría. Luego se frota contra mis piernas y ya solo tiene ojos para mí. Creo que Mi Charlie me ama incondicionalmente.
Mientras paseábamos por el campo, he terminado de oír una novela de adolescencia de una fuerza convulsa, extrema, abrasadora: Bajar es lo peor, de Mariana Enriquez. Fue la ópera prima de esta excepcional escritora argentina, que terminó a los diecinueve años: “… escribí la novela de noche, de eso me acuerdo, y tardé bastante en terminarla, algunos años. También recuerdo perfectamente porqué la escribí. Los dos protagonistas de la novela, Narval y Facundo vivían en mi cabeza y tenía que desalojarlos porque no me dejaban lugar, constantemente pensaba en ellos, eran un concentrado de mis obsesiones adolescentes que son muy parecidas a mis obsesiones actuales: el vampirismo, el sexo entre hombres, la turbia belleza baudeleriana, la belleza injuriada de Rimbaud, la literatura fantástica y de horror, los subterráneos, los demonios, River Phoenix y Keanu Reeves…”. Mariana Enríquez, noviembre de 2021.
Creo que empezaré de inmediato otra de sus novelas: Nuestra parte de noche.
Cuando he vuelto he pensado en hacer toma fotográfica, tenía ganas, pero el resto de la mañana se me fue en un estúpido forcejeo con la preparación del plató y así se me echó encima la hora de comer y, en vez de seguir, he comido (tenía hambre). Por la tarde ya se me habían quitado las ganas de fotografiar y de cualquier otra cosa.
Creo que hoy, quizá salga a tomar la copa exprés de los sábados por la noche. Voy a mirar mujeres que me gusten (lo de poder tocarlas, no se me ocurre ni siquiera pensarlo). Como no suele gustarme ninguna, enseguida me vuelvo a mi casa, a veces con la copa a medio tomar.
La Fotografía: Todo revuelto en mi plató, sobre todo mi cabeza. Charlie, sin embargo, está tranquilo, aunque algo movido.