31 MARZO 2023

© 2012 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2012
Localizacion
Guijasalbas, Segovia (España)
Soporte de imagen
-120 MM- ILFORD FP4 125 (250)
Fecha de diario
2023-03-31
Referencia
6124-2

EL DÍA DE LOS EPÍLOGOS 24
Ya estoy aquí otra vez, un mes más, un mes menos, depende desde que lado se mire, pero un mes a fin de cuentas que no falto a la cita con el plan de edición.
Las entradas más numerosas han correspondido a Monólogos sobre Arte (12): once a Arco; y solo una, al Prado.
Ahora no tengo la sensación de que hayan sido importantes, ni textos, ni fotografías. Tal vez, la causa, ha radicado en que ambas experiencias las viví en modo lánguido, tristón. Creo que la sensación predominante en ambas experiencias es que me faltaba algo.
Sí han sido más intensos, en todos los sentidos, los capítulos de Adentrándome en las Tinieblas (6); y Diario Analógico (4).
El primero lo he dedicado, monográficamente, a la vejez, o más bien a la decadencia y consunción por culpa de la dichosa edad; el segundo a La Soledad. Ambos asuntos seriamente trascendentes y claro, para estar a la altura de la grandilocuencia del propósito, tengo que darlo todo. Eso he hecho en ambos capítulos, me parece.
El capítulo de Los Días (5), siempre presente cada mes y, en este caso, me he dedicado a contar de todo un poco, desde paseos, a libros, a microviajes; en fin, una miscelánea de poco aprovechamiento.
El apartado más importante, como siempre, es el Diario Íntimo (3), cómo no. Denominar así a este capítulo no deja de ser un pleonasmo ya que el diario, en sentido literario y confesional (lo que pretende este artilugio mío), solo puede ser íntimo o no será. En fin, las cosas del querer y no poder.
La Fotografía: Siguiendo el hilo narrativo del último capítulo que he traído al diario, el analógico, una fotografía realizada en dos mil doce, año en el que más fotografié de mi historia como fotógrafo. Realizada en una casa abandonada de Guijasalbas. En aquella época, me gustaba entrar en casas abandonadas (ahora también, aunque lo haga menos), y ponerme a improvisar actuaciones o performances con lo que me encontraba en el interior, como si fuera un artista (tipo Abramovic), pero sin mensaje. ¿Qué quise decir o decirme subiéndome a un pódium cochambroso? No me contesto porque no tengo ni idea. Pero parece que me siento poderoso o contento conmigo mismo, no sé, ya no me acuerdo.

Pepe Fuentes ·