LOS DÍAS 12 (1)
Viernes, veinticuatro de Marzo de 2023
Me desperté a las cinco y media y no sé por qué. Normalmente no lo hago antes de las siete. Debió ser porque intuitivamente sentí que algo había pasado en mi teléfono, aunque no había oído nada. Sí, una vez más, mi madrugadora amiga, innecesariamente, había dado señales de vida para contar cosas de su “libro”. Es lo que hace cuando no la están haciendo caso en ese momento, escribir a un tonto como yo que halague su insaciable vanidad. Es la persona menos empática que he conocido nunca, salvo para consigo misma (se adora todo el tiempo). La contestaré luego -me dije-
Después de los rituales habituales de buena mañana, me he enterado de que hoy, una vez más, no tenía nada qué hacer.
He salido de mi casa a las ocho y media, creo recordar. Como Mi Charlie no estaba conmigo he decidido ir a la ciudad, no sin antes bordearla por la circunvalación típica y tópica. Es un itinerario tan cansino y aburrido como cualquier otro de mi entorno; pero, claro, llevo tantos años incrustado aquí que soy como una garrapata fosilizada.
De regreso, he cruzado la ciudad de sur a este (más o menos), o de puente a puente: desde el de San Martín al de Alcántara. Llevaba la cámara y he fotografiado un poco. Poquísimo y ha sido demasiado. Es imposible que mi ciudad me inspire. A estas alturas, solo puede aburrirme.
Antes de coger la cuesta abajo que me lleva a mi refugio (único sitio en el mundo en el que me encuentro en paz con mi vida), he parado en el Museo de Santa Cruz. Hacía mucho tiempo que no entraba en ese magnífico edificio plateresco del S XVI, que no recordaba la obra expuesta. Era gratis entrar. Pues qué bien, me he dicho.
Me dispuse a ver lo que exhibían y, salvo algunas obras significativas de El Greco, lo demás me pareció de escaso nivel e interés. O, dicho de otro modo, me aburrí enseguida de tanta pintura religiosa e histórica. Me largué pronto del semivacío museo.
Continuaré mañana porque, curiosamente, este día tan soso me está saliendo largo…
La Fotografía: Interior del Museo de Santa Cruz. La Inmaculada Concepción, de El Greco. Sí, una bella creación del griego toledanizado y prodigioso, pero al verla no pude evitar una sensación de opresivo cansancio. Apenas me sirvió ni mirar ni fotografiar.