20 ABRIL 2023

© 2019 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2019
Localizacion
Feria de arte Arco. Madrid (España)
Soporte de imagen
-35 MM- ILFORD DELTA 3200 (6400)
Fecha de diario
2023-04-20
Referencia
8942

SUSURROS A MI MÓVIL, de madrugada (1)
Jueves, 13 de abril. 5:00 AM.

Mi Charlie puso su pata dañada sobre mi brazo. Lo miro de reojo y observo que él también me está mirando, de reojo. Somos capaces de vernos los ojos en la oscuridad, el dormido, yo despierto.
Mientras Mi Charlie y yo nos hacemos compañía en plena madrugada, yo susurro a Mi Móvil y él duerme, tranquilo, sin pena ni culpa.
Yo sí siento la culpa desplegada contra mí mismo, acechándome e intentando asustarme, pero como soy incapaz de identificarla y menos describirla no la hago ni caso. Me olvido de ella porque tengo información fidedigna de que soy el ser más inocente del mundo.
Mi despreocupación, combinada con mi insomnio, hace que me dé por susurrar a Mi Móvil.
No, no estoy desesperado (tampoco loco), solo despierto a deshora.
Echo de menos (tan solo un poquito), a esa mala novia virtual que tuve porque a veces animaba mis madrugadas con descabellados mensajes que yo contestaba susurrando a Mi Móvil.
Ya no. Lo hemos dejado.
Aunque me sobraban sensatos motivos, tardé en descartar a esa imposible mujer. Ella ni siquiera necesitó hacerlo porque nunca me eligió para nada que la importara realmente.
Me escribía cosas tan graves como: “…gracias al vacío que define la verdad de tu patética vida…” y otras muchas fealdades envenenadas. Estaba ahíta de odio hacía mí, un hombre libre de culpa.
Pero, qué importancia tiene lo que se dice, si el decir o no, es lo mismo. Nadie escucha a nadie.
Ella pensaba que lo que se dice o se grita al vacío, a nadie corpóreo, no es trascendente porque es como si no sucediera. Que no hay ninguna culpa ni responsabilidad en eso, porque no está escrito en ningún lado que pueda ser así. Quizá tuviera razón. Hace casi un año, yo no estaba dispuesto a reconocerlo, bajo ningún concepto, ahora puede que sí. Debe de ser porque esa mujer me inoculó sus malas maneras y su irresponsabilidad. Lo que sí importaba es que a veces, en tormentosas madrugadas, yo susurraba mensajes para ella, aunque siempre acabaran mal. Ahora son tan solo para Mi Móvil, velando los despreocupados sueños de Mi Charlie.
A las cinco y cuarto, seguí susurrando a Mi Móvil, pero continuaré contándolo mañana. Tengo que alargar los días de diario, para así comprar tiempo a crédito. Nuestro tiempo se asienta en una contabilidad que siempre acaba sin saldo. Sería para mí un serio problema tener días y no tener cuento…
La Fotografía: Susurrar a Mi Móvil es como tararear canciones de amor (o desamor) a oscuras. Como no me sé ninguna canción, ni letra ni música, y enamorado no estoy, pues las cosas salen como salen: espontáneas, artísticas y hasta maravillosas; aunque con un cierto regusto agridulce.

Pepe Fuentes ·