20 MAYO 2023

© 2023 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2023
Localizacion
Toledo (España)
Soporte de imagen
-DIGITAL (JPG) 32. (MOVIL)
Fecha de diario
2023-05-20
Referencia
4496

LOS DÍAS 31
Viernes, doce de Mayo de 2023

Desde hace un tiempo me lloran los ojos, caprichosamente, especialmente el derecho, sin causa metafísica o por dolores del alma. Creo. Simplemente porque sí.
El miércoles por la tarde me harté de enjugar mi lagrimeo del ojo, busqué una consulta de oftalmología y pedí que me recibieran. Me citaron para ayer, jueves, por la tarde. Primero di una vuelta por el barrio en el que estaba situada la clínica. Lo que vi me pareció absolutamente estrambótico: edificios, comercios, bares, todo el entorno; aunque me resultó mucho más llamativo la gente que se movía en todas direcciones, como si pintaran algo en la calle, que no parecía. Rarísimos todos. Lo que veía parecía un escenario de película distópica a punto de representar la extinción del género humano por una mutación degenerativa planetaria irreversible. Quizá me pareció así por estar cada día más alejado del mundo habitado: siempre en el campo solitario o subido a mi torre en la que ya he bajado las persianas y no las levantaré hasta el otoño que viene. No, no exagero, creo, porque, en un momento de distracción estuve a punto de ser atropellado por una anciana sobre un patinete, con casco y todo, que circulaba a gran velocidad. Los viejos y los niños habían tomado la calle. También había gente de mediana edad, pero esos eran los peores: más deformes que los encogidos viejos o los niños desmesuradamente gordos.
Esperé veinte minutos en la sala de espera vacía de la clínica a que saliera una familia (padres y un niño enclenque), que al parecer se estaban haciéndose una revisión. Salieron tan contentos, como si no pasara nada.
A estas alturas de la tarde me arrepentía de haber salido de mi casa, porque, encima, mis ojos no lloraban. La oftalmóloga me graduó la vista (no parece que hubiera perdido visión desde la última vez). En cuanto a los lloros, me dio explicaciones muy genéricas a las que no presté especial atención y que ya he olvidado. Me recetó unas gotas y limpieza con toallitas ad hoc. Ya veremos el resultado.
Volví a mi casa sin otra novedad digna de mención. Cené y hablé por teléfono con dos amigas durante bastante rato (Carmen y Janet). Primero con una y luego con otra. Me acosté enseguida. No dormí bien.
La Fotografía: Al otro lado de la colina, bajando una ligera pendiente, a una distancia de dos kilómetros, se encuentra el barrio descrito, donde acudí a que me vieran los ojos. El escenario que me es propio es este, el de la fotografía de hoy, donde acudo con frecuencia. También a otros parecidos. El otro, el descrito, no, salvo que me lloren los ojos sin causa aparente.

Pepe Fuentes ·