COLECCIÓN DE MISCELÁNEAS 30.1
Veintiuno de mayo de dos mil veintitrés
Sigo con el propósito de traer al diario letras de canciones de Rafael Berrio, mi cantautor de cabecera (muerto ya, desgraciadamente). La razón ya la dije el otro día, una sintonía total con su percepción y expresión del hecho de vivir. Además, estoy en crisis aguda a la hora de escribir (no se me ocurre nada ningún día), y como tampoco me sucede nada de nada digno de ser contado, busco la complicidad de espíritus afines que me acompañen a pasar la epifanía de los días.
Esta canción la presentaré a lo largo de cuatro días, y ya estaré de viaje corto, en caso de que pueda porque me encuentre bien de salud (últimamente no paro de visitar centros médicos), aunque, realmente, no sepa qué me pasa…
Las Pequeñas Cosas, canción de Rafael Berrio.
Álbum: Diarios (2013)
“No encuentro la felicidad en las pequeñas cosas.
Las pequeñas cosas de la vida no me bastan.
No me basta con el que dicen su encanto inefable,
Aquel que tanta poesía en nombre suyo causa.
Una velada amena, pongamos, por ejemplo;
Ese goce humilde de las pequeñas cosas;
Ese goce humilde no me satisface,
Ni me basta, digamos, el temblor de una rosa.
Y sé que voy a estar insatisfecho eternamente.
Sé que voy a ser infeliz toda mi vida.
Porque es verdad que el hombre sabio en ello se deleita,
Y yo mismo sé que en ello reside la armonía.
Pero este corazón mío es un pozo sin fondo.
Y me digo que algo habrá más allá de estas minucias
De las que acaso solo gocen quienes, dignos del Olimpo,
Se basten para sí con las mieles más insulsas…”
La Fotografía: En dos mil doce, y antes y después, practicaba con profusión la realización de secuencias fotográficas, todas a impulsos automáticos, sin finalidad ni mensaje. Pero, eso sí, a través de ellas, siempre aspiraba al absoluto. Eran mis pequeñas cosas fotográficas, pero que creía en ellas porque soñaba que eran grandes. No sé si me hicieron feliz o no, pero aquí están y ahora tienen el sentido de rellenar mis días. Entonces también.