EL DÍA DE LOS EPÍLOGOS 29
Mes aciago, pavoroso, tristísimo…
Quizá lo menos importante de lo sucedido sea que finalmente ha tenido lugar el santo advenimiento de la Era Septuagenaria a mi vida. Lo que tiene que suceder siempre sucede, bueno o malo es lo mismo; el tiempo, artífice sobrenatural fatídico que ordena y desordena nuestras vidas, siempre acaba actuando. Objetivamente no existe, solo metafísicamente y que no se sabe explicar (San Agustín). No existen antídotos o mecanismos que puedan intervenir en nada que tenga que ver con su fluir incontenible. En el hipotético e improbable caso de que yo aceptara la idea de un sumo hacedor, Éste, para no tener que estar pendiente de nuestros hechos o destinos (a pesar de su omnisciencia, sería para él una ardua e imposible tarea: todo el mundo exhibiendo méritos y pidiendo algo a todas horas) creó también el diabólico mecanismo del tiempo y se dijo mientras giraba la llave para que todo empezara a funcionar: -allá se las apañen las criaturas humanas con la máquina que será quien rija verdaderamente sus vidas, que yo me largo de este infierno a gozar eternamente de mi paraíso- Y sí, abdicó en el eterno e imparable fluir del tiempo, y se fue para siempre. Luego vino Nietzsche y lo mató (a Dios), pero eso fue mucho después y además no sirvió de nada, porque la máquina oscura e invisible es indestructible y no parará nunca hasta que no acabe con todo.
Bromas infaustas aparte, el mes en este diario se ha dividido en tres apartados principales.
El más importante: Diario íntimo (15) porque en este apartado cuento la terrible enfermedad sobrevenida a Mi Charlie, de la que no quiero hablar en este momento que estoy escribiendo esta entrada porque estoy sobrecogido. Me duele. En este apartado, también, he dedicado varias entradas a mi guerra con las mujeres, que ya es irreversible (nunca podré verlas como siempre las vi, para mí son ángeles caídos), aunque está próxima a acabar (me encuentro al borde de mi Waterloo particular). Hasta tanto suceda la inexorable claudicación (que será mañana), no habrá tregua, ni negociación, ni planes de paz. Seré derrotado, por supuesto, e intuyo que hasta me gustará perder, así no tendré tentaciones de perdonarlas.
El otro apartado principal ha sido el de Monólogos sobre Arte (8), sobre la exposición Lo Oculto, Museo Thyssen Bornemisza. Excelente.
Los Días (5) que, como siempre las dedico al ir tirando, a cuestiones del devenir diario.
Un día lo he dedicado a felicitar a mi nieta Emma Louise, que no incluyo en ningún capítulo temático y que quizá deba asimilar al Diario íntimo, o mejor, un capítulo singular: Cartas a mis nietas, porque por ahora ya hay veintiséis. Ya veré.
Por último, Colección de misceláneas (1). Comencé el día uno con una entrada dedicada a la interesantísima película: Ese oscuro objeto del deseo, de Luis Buñuel. Y ya está.
Veremos si yo y este diario tenemos reserva de energías para continuar en Septiembre (no lo tengo claro).
La Fotografía: Mi Charlie, recién operado. Le extirparon el bazo infectado de protuberancias cancerígenas, probablemente malignas. En la foto: aquejado de una inmensa tristeza, dolorido y entregado a su destino. Ahora no sabemos qué pasará, si superará el aciago trance o perecerá, Tanto Naty como yo estamos preocupados y entristecidos, pero tenemos un reflejo de esperanza porque sabemos que Nuestro Charlie, siempre ha superado todas las crisis. Es un perrito iluminado por alguna buena estrella. Veremos.