11 NOVIEMBRE 2023

© 2023 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2023
Localizacion
Toledo (España)
Soporte de imagen
-DIGITAL 125
Fecha de diario
2023-11-11
Referencia
10171

COLECCIÓN DE MISCELÁNEAS 37.1
Viernes, diez de Noviembre de 2023

DIGRESIÓN URGENTE: Suspendo por dos días el relato de mi viaje (lo retomaré el lunes, si no hay otra catástrofe).
Lo que temíamos que sucediera, se oficializó ayer mismo. En realidad ya había ocurrido al expresar un partido político (PSOE) su firme determinación de deconstruir el estado en el que estamos acogidos. Infamia y traición de unas proporciones inconcebibles.
No suelo escribir del momento político español (ni de ninguno). Aunque estoy sumamente interesado en lo que nos sucede, no es una inquietud de primer nivel en mi vida, sencillamente porque tengo interiorizado que nada en este campo de la realidad depende de mí. Nada puedo hacer, salvo escribir aquí, en un día como hoy sobre lo que veo y creo entender.
Habitualmente necesito ocuparme en sacar adelante mi vida con el mínimo dolor. Soy un hombre en la –era septuagenaria- y los que nos encontramos en ese estadio comatoso bastante tenemos con lo nuestro. Tampoco quiero sentirme como un intranscendente y fastidioso opinador.
Lo que está ocurriendo en España, donde nací, donde he vivido siempre y en el que previsiblemente moriré, es de una gravedad dramática y trascendente. Cuando muera, España no será la misma que la que me encontré al nacer: sometida a una vulgar y oscura dictadura, aunque provechosa económicamente y unida (férreamente), salvo naturales, democráticas y comprensibles excepciones; pero, cuando muera, territorialmente estará destrozada, culturalmente irreconocible y lo que quede de ella tendrá que ser reconstruido penosamente. Parece que ahora va en serio el que consigan independizarse los fascistas-nacionalistas (pleonasmo), y por fin podremos reconstruirnos dentro de nuestros propios límites.
Nos salvaremos, no tengo duda en eso, pero no porque seamos excepcionales, sino porque todo el mundo, en última instancia, consigue salir adelante y nosotros no somos peores que nadie. Eso sí, solo lo haremos si esas nefastas gentes se van de una puñetera vez; aunque los botes salvavidas (el dinero), se lo llevarán ellos. Nadaremos entonces, pero lo que está claro es que si continuaran en el mismo barco ni nadar podríamos.
Esta catástrofe naval se ha acelerado porque hemos colocado al mando de la nave a un ebrio de poder que no está dispuesto a rehabilitarse por nada del mundo. Contra eso nada podemos hacer. En realidad, la medida del mal perverso no la da el gobernante exclusivamente, sino la infinita incapacidad e impotencia de los gobernados para la reacción. Así ha sido a lo largo de la historia con los dictadores, desde los emperadores romanos (en esa época los ciudadanos  “tragaban” con todo), hasta cualquier dictador que en el mundo ha sido: cuanto más pusilánimes eran sus gobernados más crecía el maldito dictador. Nosotros hemos tenido un ejemplo reciente y eso que el nuestro no fue de los peores, al menos llegamos a tener coche antes que los sometidos en las dictaduras comunistas (puede que el que hemos creado hace nada llegue a ser mucho peor).
Nuestro Gran Traidor, un vulgar émulo de Maquiavelo, en versión caricaturesca, ha decidido crecer perversamente a costa nuestra. Entre ambos hay una abismal diferencia: el renacentista fue un precursor, un filósofo de la teoría política, mientras que el nuestro nada ha creado y menos teorizado; simplemente es un manipulador sin conciencia ni honor, detentador de poder con las artes del trilero.
La Fotografía: Desde hace un tiempo, siempre que escribo sobre política utilizo imágenes de monstruos sanguinarios, lógicamente, ya que el panorama es distópico y atroz. Aquí, en la foto, el líder ególatra junto a su cómplice, protagonistas ambos de la infamia, avizoran el campo de batalla, ganada ya, mientras urden nefastas y malignas estrategias. Pero no es cosa solo de dos, hay muchos más (el parque de los monstruos no me ofreció manadas de ellos), los aliados de interés y los afiliados y palmeros de su propio partido, que deben ser muchos. Ah, y los votantes, que no se me olviden, sin ellos tampoco sería posible esta debacle.

Pepe Fuentes ·