DIARIO ÍNTIMO 83
Sábado, once de Noviembre de 2023
Me he levantado como siempre, temprano. Todavía de noche.
Tomo un café mientras repaso las últimas entradas escritas, pero no publicadas, y me quito las telarañas del sueño (sigo durmiendo estupendamente). A propósito de las entradas, la de ayer, me ha parecido bastante buena. A veces consigo describir lo que siento y en el colmo del prodigio, noto que me sale bien, o al menos a mí me entretiene el cuento. Honestamente y sin sombra de vanidad, simplemente de autoafirmación, creo que soy bueno en esto que hago y que solo me satisface a mí y supongo que a los diez visitantes diarios (a veces son más); eso me hace pensar que no estoy solo en el mundo (aunque casi nunca hable con nadie). Mis visitantes, a los que no conozco, claro, son estupendos y fieles, sí, porque siempre deben ser los mismos. Los quiero y solo a ellos; al resto del mundo, ni una cosa ni otra, porque para mí, como si no existieran.
Ellos y yo somos inactuales y maravillosos ya que practicamos una conexión que es la antítesis de la redes sociales. No hay laiks ni mensajería, ni comercio de -me gusta- y todas esas tonterías propias de los contactos virtuales, que en puridad son asociales porque tan solo se sustentan en un infantil convencionalismo vacío de cualquier contenido real y autentico.
Un día de estos, hablaré de la amistad para dar cuenta de las últimas deserciones (ya solo me quedan menos de cuatro personas con las que hablo de vez en cuando). Los amigos seguirán largándose hasta que no quede nadie (Carmen y Carol se fueron hace dos meses). Yo no haré nada para que eso suceda y para que no suceda. Ocurrirá, será pura inercia.
Volviendo a las autoafirmaciones complacientes (diario): ahora estoy leyendo, La crisis de la narración, de Byung-Chul Han, que me está interesando sobremanera; pero que me coloca en crisis epistemológica sobre la naturaleza de lo que escribo y porqué. Según este filósofo, yo no narro (no cuento cuentos, léase ficción, historias), sino que más bien levanto acta de hechos y testimonio mi presencia en esos hechos. También y sobre todo, hablo de mis estados de ánimo pero eso es algo confesional (cosas de diario íntimo), que no pertenece al apartado de las narraciones, sino más bien a la impudicia gratuita (no pago a terapeuta alguno). No sé. De cualquier forma a mí me sirve; pero, bien es verdad que sería bueno que me abriera un expediente reflexivo para situarme ontológicamente en el mismo centro del estilo y maneras de este diario, y si puedo mejorarlo, estupendo…
La Fotografía: Caracterización de hombre elefante solipsista que se ha apartado de la manada para bien morir, como hacen los lúcidos elefantes.
“El creer en lo que uno hace o en lo que hacen los otros es entusiasmarse con tonterías. Se debería abandonar sin más los simulacros incluso las “realidades”, situarse fuera de todo y de todos, apartar o aplastar los apetitos, vivir, como dice un proverbio hindú, con tan pocos deseos como un “elefante solitario”.
Del inconveniente de haber nacido. Emile Cioran