ADENTRÁNDOME EN LAS TINIEBLAS 32.3
“Creo que fue Schopenhauer quien dijo que el instinto social de los hombres no se basa en el amor a la sociedad sino en el miedo a la soledad, y estoy totalmente de acuerdo”. Pilar Adón
Miércoles, diecisiete de abril de dos mil veinticuatro
… Al menos, una vez que has llegado al campo de amapolas mustias y el sol velado, la paz será contigo, que todavía no tiene por qué ser la del cementerio; no, todavía podrás paladear el acíbar de la soledad hasta hartarte, nadie impedirá tan íntima experiencia, es más, todos darán un generoso rodeo para no interrumpir tu intransferible placer de convertirte en estatua.
Podrás establecer un callado y fructífero diálogo contigo mismo, sin presión alguna del mundo. O, tan solo la de tu propia conciencia. Ya no hay pruebas que superar, ni confirmaciones que buscar en la mirada de nadie.
Todos los papeles que te habían otorgado en el incesante casting de la vida plena, ya los interpretaste, unos salieron mejor, otros peor.
En la vida no suele haber benefactores o culpables ajenos a uno mismo; tampoco la buena o mala suerte estaba invitada.
La responsabilidad es toda de cada uno: todos partimos con las mismas cartas y luego, depende de cómo juguemos.
Cuando ha anochecido y no hay luz que te ilumine dejarán de verte y es entonces cuando la soledad da un paso adelante y ocupa el territorio que vas abandonando.
No puedes hacer nada para ahuyentar la sombra que te envuelve porque la sombra eres tú, y solo tú.
Pero, todavía queda una última experiencia y es la de presenciar la consunción de tu existencia. Será amarga, pero la verás, a no ser que rompas algunos capítulos y el último acto entero, cortando por lo sano… Qué más dará si ya estaba todo dicho y vivido…
La Fotografía: …En lo que se refiere a mí, ya acomodado en la silla donde iré viendo el espectáculo de mi propia fase final; solo me quedará estar tranquilo y hacer acopio de entereza y dignidad. Ser fiel a lo que he sido porque así no estropearé todos los bellos momentos que pude ser capaz de atesorar. Esa coherencia final será el único argumento de la belleza que consiga mostrar a partir de tanta desalentada fealdad…