28 MAYO 2024

© 2024 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2024
Localizacion
Toledo (España)
Soporte de imagen
DIGITAL 50
Fecha de diario
2024-05-28
Referencia
10321

CENA RARA 2 y 4
Epílogo
Sábado, veinticinco de mayo de dos mil veinticuatro

Sí, creo que volveré una vez más a cenar con desconocidos. Lo he pensado y he llegado a la conclusión que nada tengo que perder (tampoco nada que ganar), pero aún me quedan cosas que comprender de situaciones como las que se dan en una concentración de personas en las que nadie conoce a nadie. Eso es interesante de por sí. No hay ni virtudes ni vicios de lo que se pueda saber de los otros, como sucede entre amigos, por ejemplo. En ese sentido, la situación es ideal porque todo es exploración y descubrimiento; sorpresas y decepciones; improvisación e interpretación. Todo eso reunido durante dos horas o más, resulta de lo más estimulante, social y psicológicamente al menos. Descomprometido todo. Vivir y olvidar (o no).
Al final del párrafo anterior he cambiado de pantalla y he entrado en la aplicación de la página que promueve y organiza estos encuentros y he reservado plaza para la cena del cinco de junio. Creo que esta vez sí será la última.
Sí, porque a pesar de mi loco entusiasmo de hace unos minutos, no dejo de reconocer que mi manera de ser no es la más propicia para este tipo de experimentos, donde predomina la frivolidad, y así debe de ser porque son experiencias para reír y solo reír. Y no, no es que yo pretenda una dialéctica trascendente (entonces no me gustaría nada); sino que me encuentro más cómodo en otra frecuencia (que no sé muy bien cuál es, tal vez más personal), que casi siempre tiene que ver con proyecciones metafóricas sobre el vivir y su sustancia. Sí, porque a fin de cuentas va de cómo viven la vida los otros y si lo hacen distinto ya es digno de escucha, salvo que vivan o lo cuenten aburridamente.
En la cena del otro día, las mujeres eran de la opinión de que mejor, sin género de duda, las relaciones sociales y a ser posible anegadas de risas y gentes diferentes (lo nuevo siempre como mejor opción), o al menos eso es lo que yo creí entender. Lo nuevo, por sí solo no es lo mejor para mí, sino un cierto intimismo y proximidad a lo importante.  Es decir, bajar uno o dos escalones en el interior del otro para así enriquecer la relación y la propia experiencia.
En esa cena me sentí impotente en algunos momentos cuando intenté hacerme entender (una tontería por mi parte), en el sentido de que había un modo de relacionarse más personal y despojado de las brumas de la alegría fácil y generalmente superficial.
Creo que era radicalmente imposible que me entendiera con las mujeres asistentes en casi nada (puede que habláramos de lo mismo, pero desde perspectivas lejanas).
Al fin y al cabo, las reglas de juego eran comportarnos como lo que éramos, extraños, acercarnos fugaz e intranscendentemente y que cada uno sacara lo que pudiera.  Después, perdernos en la noche, cada uno en una dirección y no volver a saber de nadie.
Iré a cenar el día cinco del mes que viene, con extraños (espero que todos sean nuevos para mí); porque –mejor hacer que no-. Es lo único que he llegado aprender en la vida y tengo que hacer honor a esa pequeña muestra de sabiduría de uso personal.
Fin (por ahora).
La Fotografía: “Nadie comprende el dolor del otro y nadie comprende la alegría del otro. Siempre pensamos ir hacia el otro, pero lo único que hacemos es pasar unos al lado de otros. Que padecimiento para quien se da cuenta de esto”. Frank Schubert. Diarios

Pepe Fuentes ·