ADENTRÁNDOME EN LAS TINIEBLAS 37.4
“Esta es la tierra donde creció el olvido”. Julio Llamazares
Jueves, diecinueve de diciembre de dos mil veinticuatro
… En enclaves rurales (fincas agrícolas), me siento vivamente interesado y acogido por el espacio y el paisaje, tanto si están en normal uso como si se encuentran en franco proceso de deterioro y acabamiento.
Los que están condenados a muerte en un plazo predecible, me parece que todavía guardan las experiencias vitales de quienes los habitaron y aún contienen una dimensión humana y del paso del tiempo palpable.
Conectan sensible y espiritualmente con mi niñez. Esa indudable conexión que sentía en ese lugar me lleva a pensar que uno es y pertenece a donde nace y vive sus primeros años (diez en mi caso); aunque mi lugar de origen fuera otro, sentí nítidas conexiones vivenciales: ambos parajes eran de una extrema sequedad e improductiva aridez.
La Fotografía: Realizada en 2005, cuando descubrí el lugar, que no era distinto a cualquier otra finca rural en proceso de deconstrucción. En ese momento, una mañana de verano, sentí una vívida sacudida en la memoria, además de un impulso fotográfico irrefrenable. El espacio plano fue la Era donde se cosechaban los cereales. Los aperos agrícolas diseminados por doquier se oxidaban al sol como fragmentos de un pecio antiguo. Restos de una batalla perdida. A lo largo de los años posteriores todos esos aparejos abandonados e irrecuperables fueron desapareciendo poco a poco, hacia no se sabe dónde.