22 ENERO 2025

© 2024 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2024
Localizacion
Sombras en el paráíso. Aki Kaurismäki (1986)
Soporte de imagen
DIGITAL 6400
Fecha de diario
2025-01-22
Referencia
10662

COLECCIÓN DE MISCELÁNEAS 74
“En mis películas hay amor, pero no sexo, y es que eso es privado”. Aki Kaurismäki
Domingo, diecinueve de enero de dos mil veinticinco

Sigo con Aki Kaurismäki. Me ocuparé de la trilogía del proletariado. La primera: Sombras en el paraíso (1986), hoy mismo. No, no hay ningún paraíso, salvo el de la juventud y el amor. Lo demás, pura mierda.
“Nikander es un conductor de un camión de la basura, que una noche verá como su vida se complica al morirse su compañero de trabajo. Además, se enamora de Ilona, una cajera de un supermercado”.
Es una historia de amor e infortunios. Todas las de Kaurismäki lo son. Se mueven en tonalidades de un claroscuro pobre y silencioso, con personajes que necesitan amar porque todo les resulta difícil a diario, escabroso, plagado de contratiempos y decepciones. Sus jóvenes son ingenuos y profundamente morales. No suelen mostrarse impacientes con nada ni nadie, se mueven tímidamente con miedo a resultar evidentes, soberbios y estúpidos; sin embargo, no son del todo así, porque también son valientes y capaces de luchar denodadamente por lo que consideran justo y necesario para sus vidas.
Protagonizada por Kati Outinen (actriz de referencia en casi todas sus películas; y Matti Pellonpää, también habitual.
Maravillosa película, intimista, entrañable, de personajes desvalidos hacia los que se siente una afectuosa simpatía de principio a fin. Solo se les puede querer.
La Fotografía: Los protagonistas, Ilona y Nikander, tímidos y respetuosos como eran, en su primera cita amorosa en un hotel, Nikander elige habitaciones individuales porque no se atreven, ninguno de los dos, a hacer evidente sus deseos sin antes haber dejado respirar a sus sentimientos. La delicadeza prevalece por encima del imperativo del deseo. Todo a su tiempo, siguiendo el ritual del amor que necesita una mínima maduración como todo lo que es trascendente. Adentrarte en el mundo amoroso que ofrece Kaurismäki es asistir a ceremonias humanas eternas. Deseos sí, desde luego, pero siempre dependiendo de la situación, de con quiénes, de lo que importe el otro. Todo eso determinará el cuándo. En las películas de Kaurismäki, tan morales, importa el amor y menos el sexo que no hace ninguna falta que sea explicitado dentro del campo de cámara.

Pepe Fuentes ·