MONÓLOGOS SOBRE ARTE 24.5
Romance de la luna, luna
“La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira mira.
El niño la está mirando.
En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño…”.
Federico García Lorca
Viernes, treinta y uno de enero de dos mil veinticuatro
…Terminé con la exposición temporal más importante (días anteriores) y continué con dos más. Me dejé llevar por un cierto automatismo, aunque la primera de ellas, comisariada por George Didi-Huberman (filósofo) me resultó especialmente interesante.
Titulada En el aire conmovido, uno de los versos del Romance de la luna, luna, en el que Lorca aglutina en un movimiento conjugado dos elementos invisibles: uno atmosférico (el aire) y otro psíquico (la emoción). Dice la información ad hoc de la muestra. Conceptualmente, indagaba en las emociones en relación directa con cada uno de los capítulos que articulaban la exposición: Pensamientos, Caras y Gestos, En Sitios, Políticas e Infancias. En cada uno de esos apartados se exponían obras de diversos artistas, importantes todos, que realizaron su trabajo en el siglo XX, salvo Auguste Rodin que más bien lo hizo en el XIX.
Me interesó mucho esta “temporal” tanto por el planteamiento como por los artistas que reunía…
La Fotografía: Me resultó especialmente resonante una serie fotográfica sobre movimientos voladores enigmáticos de Corinne Mercadier: Una vez y no más (2000), que me encantó porque a mí también me ha gustado hacer volar objetos o telas y fotografiarlos en movimiento.
Dice Corinne: “un día de noviembre de 2000, volamos objetos por primera vez. Fue en la playa de Carteret…Camisas, telas, lo que tenía a mano… encontré algo así como un lenguaje para hablar de lo efímero con estos objetos suspendidos. Vincular el azar y el destino, la ligereza y la gravitación/gravedad en las imágenes”. Yo no conocía la obra de esta artista y me pregunto por el nexo entre nuestras miradas. He visto otras obras suyas en internet, que también se parecen a algunas mías y viceversa. No se me ocurre ninguna explicación para nuestras inquietudes artísticas paralelas, ya que no conocíamos nuestras respectivas obras de nada; a no ser que sea porque tenemos la misma edad… Sus fotos de Una vez y no más, eran del 2000 (las fotos de objetos en movimiento siempre son distintas, ninguna igual). Esta mía es de 2012, aunque tengo otras con la misma temática de años anteriores y posteriores (la última publicada en este diario, el 24 de abril de 2024). Yo, en cierto modo, como ella, también buscaba y sigo buscando efectos azarosos y fugaces que añadieran a las imágenes emociones sobre el paso del tiempo y la fugacidad de nuestro paso por la vida.