MONÓLOGOS SOBRE ARTE 26.9
“A la hora de sentir el retrato me impresionan primero los grandes escritores que exploran el alma humana, como Faulkner, Dostoyevski, Chéjov, Welthy o Borges…” Pierre Gonnord (entrevista 7.10.2015)
Lunes, diecisiete de marzo de dos mil veinticinco
… Seguí caminando por Arco. Siempre mejor ir a una feria de Arte Contemporáneo que no. Este último fin de semana, no he ido a ninguna parte y vivencialmente ha sido mucho peor. Plano y frustrante.
De pronto, en la galería de Juana de Aizpuru, una muestra extraordinaria de retratos de Pierre Gonnord, en gran formato y color.
Eleva a sus fotografiados, mediante depurada técnica y sensibilidad, a la categoría de personajes irrepetibles y únicos (todos lo somos si nos singulariza una mirada artística).
Sus retratados suelen ser integrantes de grupos sociales antropológica y culturalmente definidos. Los rasgos faciales, vestimentas y roles dentro de su marco social quedan plasmados; pero esa coherencia identitaria no es óbice para que Gonnord dote a cada uno de sus personajes de una individualidad única.
Retratar bien es inmensamente difícil por lo que es importante hacerlo con el rigor y detenimiento que lo hacía Gonnord (falleció el año pasado), mediante un trabajo previo de aproximación a los colectivos elegidos: gitanos, monjes del monte Athos o mineros… A partir de la selección de un candidato a ser retratado, después de haber realizado un intenso trabajo de campo previo, cultivaba una relación de confianza seria y sincera personalizada, propicia para la mayor entrega del modelo.
“…En el camino recorrido, en mis viajes y encuentros, conozco a personas maravillosas, pero no todo el mundo me interesa para retratar. Elijo a personas dentro de un grupo por su mayor expresión de sensibilidad, inteligencia, carisma, bondad, espiritualidad, dignidad, belleza y lo que llamaría la «fuerza vital», para que sean embajadoras de su grupo, pero de todos nosotros. Un buen retrato tiene que ser capaz de mantener una cierta ambigüedad para que todas esas cualidades del personaje se mantengan intactas, pero sin revelarse. Ser capaz de dialogar con un retrato y la psicología del personaje sin evidencia y sin agotarse…” Pierre Gonnord
Me llamó la atención que, en una entrevista para el espacio telefónica, en Madrid, en 2015, este especial e intenso artista se refiriera a referentes literarios de altura como especialmente influyentes y estimulantes en su trabajo fotográfico. Entiendo muy bien esa fuente de inspiración y reconocimiento cultural y filosófico. Es imposible realizar un trabajo creativo estimable si este no está conectado con todas las demás expresiones creativas y artísticas.
Al fijar la mirada en cada uno de sus retratos quedas atrapado por la profundidad y magnetismo de la mirada del fotografiado y cuando te alejas te llevas la honda impresión que te ha causado su obra…
La Fotografía: No supe a qué grupo social pertenecía esta pareja, pero más o menos se puede inferir por su apariencia, o no, como es mi caso, que no sabría decir. En todos los retratos expuestos, la mirada se destacaba como el elemento central de la composición, manteniendo siempre una dirección directa e intensa hacia el espectador, que en el momento decisivo no era otro que el fotógrafo. Otro de los atributos esenciales de los retratos era la textura y densidad de la piel, donde están inscritas las vidas, pero que, sin la iluminación adecuada, pierden toda su fuerza expresiva. Gonnord iluminaba con gran sentido de la transcendencia dramática, indudablemente influenciada por un naturalismo clásico con matices expresionistas. Consideraba a Goya como pintor absoluto.