Diario de un hombre Tranquilo 2.1
“Cuando soy amable no es por amabilidad: es que estoy, simplemente, de buen humor”. Peter Handke
Domingo, veinte de abril de dos mil veinticinco (de Pascua)
Sí, a veces me pasa, intuyo (lo de la amabilidad), pero no soy capaz de asegurarlo del todo porque no tengo ocasión, ya que nunca hablo con nadie. Ayer, en el momento de llegar a mi casa, una mujer que estaba por allí me hizo unas preguntas sobre la ciudad (era turista) y contesté con una asombrosa disposición y cordialidad. Sospeché que, al igual que le pasa a Peter Handke, estaba de buen humor. Pero claro, eso no puedo practicarlo porque por mi calle nunca pasa nadie y menos turistas, que tanto juego dan porque nunca te comprometen a nada.
En mi calle, de allá para cuando, hablo con una vecina y porque ya tenemos confianza.
Pasé el resto del sábado de buen rollo conmigo mismo. En el colmo de mi estado de ánimo expansivo escribí a dos mujeres de la página de contactos, de las de no encontrar novia. No me funcionó del todo porque, aunque una me contestó, escuetamente, eso sí; la otra ni siquiera. Las mujeres que están en esos sitios, queriendo, pero sin querer, nunca hablan con gente como yo, de mi edad y condición ¡ellas sabrán!
El caso es que, prescindiendo de análisis psicosociológicos, que nada me aportan ahora, lo que debo hacer, me parece, es encontrar un estilo de vida que me valga: incoloro, indoloro y sin que me importe que sea insípido.
Me ronda alguna idea en ese sentido, sí, una especie de automatismo en una cámara despresurizada, protegido de la presión exterior y con una percepción del tiempo hecha a mi medida…
La Fotografía: Hoy domingo me he levantado un poco más tarde sin saber qué hacer. Me he dicho: déjate conducir por tu versión bienhumorada, como si ya estuvieras instalado en la cabina de envasado al vacío. He desayunado, y he salido de mi casa dispuesto a dar un paseo sin rumbo. Nunca voy a la ciudad, y esta vez, mi alter ego simpático, subido al más aséptico automatismo, me ha situado en el centro mismo, sin que se lo impidiera. He dado una vuelta por algunas calles, hacia arriba y hacia abajo, y he llegado a la plaza del Ayuntamiento, que estaba llena de gente anónima que no sé lo que hacían y tampoco me importaba, debía ser algo relacionado con la resurrección de Cristo, también llamado domingo de pascua y que “conmemora el paso de la muerte a la vida eterna”. (Google). Hice esta foto con el móvil.