Diario de un hombre Tranquilo 2 y 2
“No, no creo que Jesús haya resucitado. No creo que un hombre haya vuelto de entre los muertos. Pero que alguien lo crea, y haberlo creído yo mismo, me intriga, me fascina, me perturba, me trastorna: no sé qué verbo es el más adecuado…”. Emmanuel Carrère
Domingo, veinte de abril de dos mil veinticinco (de Pascua)
… Doy unos pasitos para atrás, como de baile, y me sitúo en el sábado. Como me sentí bien todo el día, por la noche, decidí ir al bar de copas al que voy algún sábado que otro (hacía tres semanas que no iba). No pasó nada (había poca gente, además). Me interesó una mujer que era la segunda ocasión que la veía allí, me gustó la primera vez, y anoche también. Pero claro, solo me miró una vez, pero sin verme (era como si estuviéramos viviendo en una web de contactos sentimentales, que podemos estar, pero sin vernos y quietos todos, como congelados). Tengo entendido que esos sitios son muy proactivos y promiscuos, pero entre jóvenes, supongo que igual que en los sitios analógicos, de mucho roce y contacto.
En casos como el del sábado: -un hombre (yo) se siente atraído por una mujer, pero permanece quieto ya que es mejor no hacer nada, porque no funcionaría. Lo que ocurre con las mujeres es que si ellas no te eligen no hay historia posible; con los hombres es lo mismo, pero menos, a veces nos dejamos elegir (yo lo hago, pero me da igual porque ninguna me elige). O, dicho de otro modo, o la conexión es al unísono o puedes olvidarte. Las mujeres son las que mandan siempre en los negocios del corazón y la carne. Yo no puedo ni debo hacer nada. Y no lo hago. Simplemente espero noticias, que nunca llegan.
La Fotografía: Vuelvo a hoy, domingo de Resurrección, de la que no hay pruebas, por cierto. “… Sí Cristo no ha resucitado nuestra predicación es vana y lo que creéis es una ilusión”. San Pablo.
La gracia está en que no haya pruebas, tampoco, de que no resucitara, luego el enigma que mantiene la fe está habilitado para la eternidad, o lo que es lo mismo, el clero tendrá trabajo y sentido siempre ¡qué bien está organizado todo ese asunto!
Al llegar a la plaza de Zocodover, de vuelta ya, me he dicho, para que todo no sea tan estéril, me voy a comprar una cajita de mazapán (me gusta mucho), para endulzarme la vida y porque me merezco estos pequeños homenajes. Cuando he llegado a mi casa, lo primero ha sido fotografiar el mazapán en el plató y ya puesto he seguido con otras fotos “creativas”. Luego, la comida bien, guisada por mí. La tarde a otras cosas, entre ellas escribir esta entrada que va de mi imposibilidad para la vida social y amorosa, así que al menos que sea dulce.