25 ABRIL 2025

© 2025 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2025
Localizacion
pepe fuentes con un agujero en la nariz y al revés
Soporte de imagen
-DIGITAL (100)
Fecha de diario
2025-04-25
Referencia
10824

DIARIO ÍNTIMO 121
“No me apetece quedar con nadie, porque estoy conmigo mismo, porque he quedado conmigo mismo, porque me ocupa mucho estar conmigo. Es una adicción estar conmigo mismo”. Manuel Vilas
Miércoles, veintitrés de abril de dos mil veinticinco

Veinte días llevo sin aparecer por este capítulo y no sé por qué, porque vida espiritual o íntima durante la ausencia he tenido (eso quiero creer), pero eso sí, sitiada y hasta acobardada por males físicos (me estoy deconstruyendo), ya me duele hasta la espalda que antes no, afortunadamente, no todo el tiempo.
Ayer hice algunas cosas fuera de mi casa, por la mañana: fui a la peluquería y charlé con mi peluquera mientras me afeitaba la cabeza, de nada importante. Fui al consultorio médico para pedir cita por lo de mi prepucio, pero no sé, porque me da la impresión de que se está curando. Ya veremos. Luego caminé cinco kilómetros (cojeando un poco, por lo de mi fascitis).
Volví a mi casa sin tener nada qué hacer en especial. Decidí fotografiar. Me encerré en el plató hasta la hora de comer. Algunas fotos me salieron bien y otras fatal.
A primera hora de la tarde, la de dormitar y ver titulares de prensa, vi uno que me llamó poderosamente la atención, era algo así como que un tipo que al parecer es filósofo (no sé dónde entregarán esos títulos, como los de artista), aunque más bien parecía un harrijasotzaile (no, la denominación no es la de un excelso sabio de una cultura perdida, sino la de los levantadores de piedras vascos; bueno, un poco cultura perdida sí que es); que decía –que hay que desconfiar de quienes no tienen amigos-. Ni siquiera me acuerdo de cómo se llamaba esa lumbrera al fresco.
Ni que decir tiene que me escandalizó la afirmación que era señera en su discurso. Podría extenderme hasta la extenuación para desmontar semejante estupidez, pero no lo haré porque no me da la gana y, sobre todo, porque no merece la pena.
Ah, también decía otra de parecido calibre: -no se puede cumplir con la recomendación socrática  -de conocerse a sí mismo- sino es a través de la mirada del otro. Bueno, eso se puede debatir, pero nunca dogmatizar.
A mí, ahora, en este momento de mi vida, amigos tengo poquísimos (sobran dedos de la mano así que no sé si eso me salva o me condena, según el filósofo), aunque son buenos amigos (es por eso por lo que coloco esta entrada en el capítulo -íntimo- porque es una confidencia y por lo de la foto de asustar). He de decir que, la vida es larga, y hay épocas de muchos amigos, aunque más superficiales, y luego otras en las que los amigos son poquitos, pero más íntimos y cercanos. No sé sí el “filósofo” contemplaba la cantidad, la calidad y el tiempo propio de cada uno, o solo tiraba por elevación, porque no me molesté en seguir el curso de su profunda desorientación existencial (y filosófica).
El resto de la tarde la pasé con dificultades digitales de mierda (me ayudó Naty por teléfono, porque cuando vivíamos juntos era la tecnóloga de la casa, y aunque se largara, sigue echándome una mano con eso).
Luego, por la noche, seguí con mis aproximaciones al asunto papal viendo películas (de eso hablaré pronto).
La Fotografía: Dice por sí sola. Es mi nariz agujereada. Cuando me operaron dije que traería una foto para mostrar cómo me quedaría, pues bien, aquí está (espero que mejore y si no taparé el agujero con miga de pan). Con este aspecto de dar miedo, amigos no me saldrán y hasta puede que desaparezcan los que tengo (no si son buenos y si es así ya no lo serán porque no serán confiables). La pregunta es: ¿querido harrijasotzaile, si no me salen amigos a causa del desagradable aspecto de mi nariz, soy entonces una persona de la que hay que desconfiar? No hace falta que contestes.

Pepe Fuentes ·