DIARIO DE LA BELLEZA 8.3
“El arquetipo del amor es el amor entre el hombre y la mujer, en el cual intervienen inseparablemente el cuerpo y el alma”. Joseph Ratzinger. Papa Benedicto XVI.
“El amor carnal puede ser una fuente de alegría y felicidad en el matrimonio, pero debe ser parte de una relación más profunda que incluye el compromiso de cuidar y amar a la otra persona”. Jorge Bergoglio. Papa Francisco
Viernes, dos de mayo de dos mil veinticinco
Sin duda, Joseph Ratzinger, incorporó una variante creativa a la predecible sucesión papal (ninguno abandona), porque añadió incertidumbre y emoción al curso predecible de los papados.
También fue una gran idea que Fernando Meirelles decidiera realizar Los dos papas (2019), una película que le salió especialmente bien, sobre todo, por los dos actores que los encarnan: Joseph Ratzinger: Anthony Hopkins; Jorge Bergoglio: Jonathan Pryce.
He visto esa película recientemente y ahora, días después, solo me quedan las sensaciones y matices interpretativos de ambos actores, y poco más.
El encuentro del que se va y el que viene, sobre todo, narra aspectos personales de ambos y algunos matices doctrinales, cuestiones formales a la hora de interpretar la puesta en escena de la gran creencia (vida eterna y diferentes estilos apostólicos).
Sí, porque, teológicamente (Clemente de Alejandría s II, estableció que es el «conocimiento de las cosas divinas»), no revelan ningún secreto porque a estas alturas no existen.
En cuanto al guion, Meirelles tan solo utiliza el salto atrás cinematográfico con Bergoglio para contar su trayectoria como cura franciscano y jesuita, con luces y sombras. Estos insertos están bien dosificados en el momento justo. Sin embargo, no indaga en el pasado de Ratzinger, quizá porque ya estaba a punto de salir de la ocupación ejecutiva; pero no así de su condición de Papa, que al parecer no desaparece nunca.
A lo largo de la película queda diáfanamente claro la personalidad más contenida y estricta de Ratzinger, en contraste con la expansiva de Bergoglio. Y ya está.
De cualquier modo, la película es grata e interesante de principio a fin: buen guion, puesta en escena en el excelso marco vaticano, excelentes interpretaciones y emocionalidad justa. Perfecto equilibrio en una historia que de por sí, no es fácil.
La Fotografía: Los momentos más interesantes e intensos son siempre cuando los dos están juntos y solos en escena. Ambos tienen formas diferentes de entender el cómo, la forma y modo de proyectar el cristianismo vaticano al mundo; pero nunca el dogma y el sentido de este, por eso, todos los papas dirán lo mismo siempre (atención a las citas introductorias). Así deberá de ser si no quieren que su fantástico y muy trabado y afianzado mundo se les derrumbe. A la humanidad le conviene que el cristianismo y su deriva más específica y principal, el catolicismo, se mantenga por los siglos de los siglos amen.