3 JUNIO 2025

© 2024 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2024
Localizacion
Armando y pepe (03.11.2024). Toledo. Versión una
Soporte de imagen
-DIGITAL (100)
Fecha de diario
2025-06-03
Referencia
10586

DIARIO DE ENVEJECIMIENTO 63.2
“Nadie está solo a los veinte años, ni a los treinta, ni a los cuarenta, ni a los cincuenta. Se está solo después. Cuando ves lo supuestamente acompañado que estuviste antes de los sesenta. Siempre hemos estado solos, pero no lo sabíamos. No teníamos la más remota idea de que estábamos solos, porque el cuerpo de la sociedad vociferante y los otros y las otras hablándonos todo el rato y nuestras ambiciones eran aplastantes y tangibles. Manuel Vilas
Lunes, dos de junio de dos mil veinticinco

… Con mi amigo que es como el hermano que no tengo, coincido en muchas cosas. Si no fuera así no seríamos amigos, ni medio hermanos ni nada. Lo es porque, aunque no es de los primeros, como Ángel, si lo es desde hace casi veinte años. Si no fuera así sería imposible. Una de las características más desoladoras de la vejez es que ya no se hacen amigos; los que pierdes porque se alejan de ti y tú de ellos, ya son pérdidas para siempre.
La amistad pasa por el amor, si no, ni amistad ni nada. A este, el más joven de los que tengo, ya se le nota la mordedura envenenada de los años, los que tiene y los que vienen. Uno de los ingredientes más desalentadores de la vejez es que vemos nuestro futuro con un hiperrealismo escalofriante. Cuando nos queda más tiempo las posibilidades se bifurcan alentadoramente en la imaginación; luego ya no, nada se ramifica ni cambia ni sorprende. Es cuando entiendes y sabes que todo será plano e incesantemente decadente.
Anteayer hablamos mi amigo y yo, pero de nada nuevo, de lo de siempre. Llega un momento en las relaciones de amistad, aunque sean profundas, que apenas si descubrimos nada nuevo los unos de los otros, aunque siempre hay algún matiz sustancioso. Y, lo más importante, nos necesitamos para sentirnos acompañados; a mí, esas conversaciones me sirven de mucho. Si se fueran de mi vida, como otros han hecho, me sentiría debilitado, más si cabe, empobrecido hasta la indigencia. Caería en la alucinación y la locura.
Mis amigos tienen muchos amigos y familia cercana, yo no. Pero en absoluto envidio sus circunstancias (la envida no opera conmigo), porque alimentar relaciones supone un esfuerzo ímprobo; para mí, casi imposible. Estoy profundamente enamorado de mí mismo (es broma, o no tanto) y necesito ofrecerme toda la atención y tiempo posible. No sé vivir de otro modo…
La Fotografía: Mi amigo hermano y yo, en noviembre del año pasado, en mi casa. Habíamos comido, bebido, compartido temas de conversación en perfecta sintonía, con algunos más, también. Viendo esta fotografía parece que irradiamos felicidad (más mi amigo que yo porque él es más simpático), pero yo también. Fue un buen día, máxime porque ya solo nos vemos una o dos veces al año. Menos mal que mantenemos largas conversaciones todas las semanas, al menos una vez.

Pepe Fuentes ·