COLECCIÓN DE MISCELÁNEAS 83 y 2
“Marx definió la política como el arte de lo posible. Dos siglos antes, Maquiavelo había inventado la realpolitik. Nicolás Maquiavelo”, de Paul Strathern.
Domingo, ocho de junio de dos mil veinticinco
Mañana saldré de mi casa a las seis de la mañana en dirección a Madrid, al aeropuerto, a recoger a Gabriel, Jackie y Lucía, mi nieta (Emma este año no viene, aprovecha para ir a Londres para explorar el mundo teatral londinense, junto con un grupo de compañeros interesados todos en esa actividad, o mejor denominarla pasión).
Hace mucho tiempo que no nos vemos (solo lo hacemos una vez al año), y así llevamos ya muchos años, tantos como los que lleva Gabriel en Chicago (21).
Así nos han salido las cosas familiarmente, una parte allí, y la otra aquí; y ya no hay más partes. Los Fuentes alejados geográficamente, pero no escindidos, eso deseo que no suceda nunca y no sucederá.
El reencuentro será una alegría. Pasaremos diez días cerca, ellos y yo; y, por otro lado, ellos, también con su madre, Carmen. Todo saldrá bien, sin lugar a duda.
Hoy, domingo, nada de nada, salvo estar en casa tranquilo, escribiendo, libre de deseos, salvo de la necesidad de que la escritura y las ganas aparezcan. No sé.
Ayer dije que a lo mejor hoy continuaba con el despliegue de mi enfado por la situación política del país, pero no me apetece mucho porque supone repetirse sin imaginación. La situación carece de matices porque los protagonistas actúan primariamente, sin fondo programático o ideológico o ético; tan solo tratan de mantener el poder cueste lo que cueste, sin más, sin ningún plan de sostenimiento sensato y viable para todo un país.
Maquiavelo, que no fue un gran filósofo, sino un teórico realista de la política, estableció y teorizó sobre moral política en el sentido de anteponer el beneficio de la eficacia y los resultados por encima de los principios; pero, sin embargo, lo hizo de un modo perspicaz e inteligente (El Principe), sin perder de vista ciertos valores morales en los que tenía presente los intereses de las ciudades-estados de entonces, luego de los ciudadanos que las habitaban, así como de una visión global del ideal de una Italia unificada, ya entonces, adelantándose al risorgimento garibaldino en más de trescientos años. Curiosamente, no es difícil establecer una cierta analogía entre estas estructuras políticas renacentistas y las contemporáneas bandas mafiosas, como la que sufrimos.
Nuestro gobernante único actual, un hombre profundamente perturbado e inmaduro e inmoral, probablemente por conflictos infantiles no resueltos, incomprensiblemente, se encuentra ahí, con la opción de destruirnos impunemente. Algo no funciona correctamente en nuestro marco “democrático” vigente. Ni en la cabeza de ese hombre.
Cuando dentro de un tiempo nos preguntemos ¿Cuándo se jodió España? Lo sabremos sin sombra de duda.
Para que se dé una justicia final, la que nos merecemos moralmente todo un pueblo, la biografía de este hombre debería terminar con una reclusión penal (el daño que está infligiendo a la estructura política, moral, económica y cultural de nuestro país es de una magnitud que tardaremos años en evaluar y de la que ya, probablemente, nunca nos repondremos. Y si lo hacemos, costará años y generaciones reconstruir un cierto equilibrio y si no, la historia habrá cambiado para siempre, después de siglos.
Ahora estamos todos muy entretenidos siguiendo el chapoteo en la mierda, el cómo se comportan unos y otros, todo banalidad criminosa, pura salsa negra para gozo de los enemigos; pero cuando queramos darnos cuenta, ya todo será irreparable.
La Fotografía: Un monstruo, como el de ayer, con el mismo criterio de selección. Elevaré el tono con una cita ejemplarizante que tan bien le sienta a esta entrada:
Catón hace el bien, que es el interés general, y combate el mal, que se confunde con el interés particular. Ama la virtud y abomina del vicio. Defiende su ciudad, su país, su pueblo, y no tiene más objetivo que servir y no servirse de, ponerse al servicio y no poner a su servicio. Michel Onfray (a propósito de Catón el Viejo).