“Y lo llamaron Teotihuacán, porque era el lugar donde se enterraban los señores. Pues según decían: Cuando morimos, no es verdad que morimos, porque vivimos, resucitamos, seguimos viviendo, despertamos. Esto nos hace felices
VIAJE A MÉXICO, Julio 2019
Teotihuacán VII:
domingo catorce, por la mañana
Después, visitamos algunos restos de templos y bordeamos la gran pirámide del Sol, donde para subir al punto más alto había que hacer cola en la base y en la mitad.
No lo hicimos claro, yo por viejo y Naty porque no le dio la gana.
De cualquier modo no hay porqué seguir a los turistas allá dónde vayan.
Generalmente, todos vamos y nos paramos en los mismos puntos, pastoreados por guías que siguen el guion rutinariamente.
“Los turistas no saben dónde han estado, pensé. Los viajeros no saben dónde van”. Paul Theroux
VIAJE A MÉXICO, Julio 2019
Apéndice VI:
Textos (varios autores) sobre el contexto y época en el que
Hernán Cortés llegó a Tenochtitlán
“Contrariamente a lo que afirma De las Casas, los indios no son buenos salvajes que viven en paz antes de la llegada de los colonos malvados; tanto entre los primeros como entre los segundos hay buenas y malas personas. Cuando Cortés llega a México o Pizarro llega a Perú, sólo pueden progresar con la ayuda de indios sometidos por otros indios que encuentran así la ocasión de vengarse. Entre los autóctonos, las etnias dominantes someten a otros grupos y los reducen a la esclavitud. De esas poblaciones sometidas eligen a los que habrán de construir las inmensas pirámides y luego los sacrifican. Una vez terminados los trabajos del gran templo de Tenochtitlán en México, los aztecas ofrecieron un gigantesco holocausto a los dioses: algunos hablan de 80.400 víctimas inmoladas en cuatro días. Aunque la cifra sea exagerada y pueda corresponder al total de víctimas de ese enclave durante todo el periodo, hubo ciertamente decenas de miles de asesinatos rituales.
El rito de los sacrificios humanos es terrible: un estruendo de música de tambores y timbales, caracolas y silbatos, que se oyen en varios kilómetros a la redonda; los condenados están encadenados y llevan puestas cofias de plumas multicolores; el ascenso a la cima de la pirámide llega a los 60 metros en la meseta superior, unos bailarines danzan en honor a los dioses; la víctima se tumba sobre la piedra del sacrificio; el oficiante abre el tórax con un gran cuchillo de sílex y le extrae el corazón aún latiente para tenderlo hacia el cielo a manera de ofrenda; los ayudantes dan patadas al cuerpo para que caiga rodando por los peldaños hasta el pie de la pirámide; cuando llega a la base, lo esperan otros oficiantes, que lo despedazan separando la cabeza y miembros del tronco; luego le arrancan la piel del rostro, con la barba incluida, y después de teñir una y otra las reservan para utilizarlos en próximas ceremonias; sigue a esto un banquete caníbal de carne humana con salsa de pimientos; los restos del festín que no consumen los humanos, pies y entrañas, se arrojan a los jaguares y pumas que se hayan encerrados en jaulas”. Decadencia, Michel Onfray
VIAJE A MÉXICO, Julio 2019
De Teotihuacán a México DF:
domingo catorce, por la tarde
Dejamos atrás la soberbia ciudad precolombina.
Volvimos a México DF. La autopista estaba bastante atascada. Una gran tormenta nos acompañó casi todo el recorrido.
En México (como en Perú y Bolivia) en época de lluvias, llueve casi todos los días, pero por la tarde y por la noche, todo un detalle y consideración hacia nosotros, los turistas.
Durante algo más de la hora que tardamos en el viaje de vuelta, Salvador, gran relator de la cultura mexicana, nos fue contando historias precolombinas y también antiguas que todavía perduran en la tradición: como las de los compromisos de boda y las bodas mismas en la región de Oaxaca. O la tradición precolombina por la que, en algunas zonas rurales, el hijo menor de las familias numerosas es el encargado de cuidar a los padres hasta que mueren. En el caso de que sea varón se le viste de mujer desde niño, son las muxes (el tercer género), plenamente reconocidos en su condición de hombre-mujer.” Algunas muxes también tenían el rol de iniciar sexualmente a los muchachos adolescentes de la familia”. Naturalmente, aprenden y realizan todas las tareas que suelen hacer las mujeres.
Pregunté a Salvador como resolvían las necesidades sexuales a lo que me contestó que mantenían con normalidad su condición (hetero u homosexual) pero, eso sí, no podían casarse hasta la muerte de los padres. Supuse que esos arreglos, inverosímiles, ya habían desaparecido (luego, en internet, he comprobado que las muxes siguen existiendo en algunas zonas del estado de Oaxaca).
Continuamos charlando sobre la situación política actual en México, con un López Obrador que ya ofrece amenazantes síntomas caudillistas de la izquierda populista.
Nos informó que al día siguiente sería él quien nos llevaría a Puebla. Nos pareció bien.
Llegamos al hotel a las seis y media. Descansamos y salimos a dar un paseo por El Zócalo para despedirnos de la ciudad.
Había sido un gran día de turisteo, pero sin olvidar que “… El que viaja no hace suyo lo que ve”. Manuel Vilas.
A las diez y media dormíamos…
VIAJE A MÉXICO, Julio 2019
Teotihuacán IV:
domingo catorce, por la mañana
“Teotihuacán o Teotihuacan (en náhuatl. Teōtihuācan, lugar donde los hombres se convierten en dioses)”. De algún lugar de internet he copiado esto sobre el origen de sus pobladores: “Entre los candidatos se encuentran los totonacos, los nahuas y los pueblos de idioma otomangue, particularmente los otomíes. Las hipótesis más recientes apuntan a que Teotihuacán fue una urbe cosmopolita en cuyo florecimiento se vieron involucrados grupos de diverso origen étnico…” (…)
“Y lo llamaron Teotihuacán, porque era el lugar donde se enterraban los señores. Pues según decían: Cuando morimos, no es verdad que morimos, porque vivimos, resucitamos, seguimos viviendo, despertamos. Esto nos hace felices (…) Decían: «se hizo allí Dios, quiere decir que allí se murió.”
Ignoro todo sobre las creencias e historia de este enclave, pero el texto que he incorporado me gusta mucho y, por lo tanto, prefiero creérmelo sin sombra de duda ni mayores indagaciones…
VIAJE A MÉXICO, Julio 2019
Teotihuacán VI:
domingo catorce, por la mañana
“¿Visión turística la mía? Sí, puede, y qué importa…” Miguel Sánchez-Ostiz
Una muchedumbre hormigueaba por todos lados.
Llegamos a la base de la pirámide de la Luna y no dudé en lanzarme a escalar las empinadas escalinatas (a veces parezco un alocado niño, nada menos que a mi edad). Solo había acceso hasta la mitad de la construcción.
Como subí por escalones altos y estrechos todo lo rápido que era capaz (no supe del porqué de tanta prisa) estuve a punto de estamparme contra el borde de los escalones dos o tres veces (me habría hecho mucho daño y probablemente me habría cargado alguna de las cámaras, o las dos).
Pero, el espíritu de los muertos, devenidos en dioses generosos y protectores de viejos infantilizados como yo, me protegió.
Desde allí, a medio camino del vértice de la pirámide de la Luna, fotografié lo que fotografían los turistas, dado que yo también lo era, con ambas cámaras.
La luz era propicia, amigable…