Los árboles de mi infancia, los árboles de mi vida, los árboles que me cubren de sombras…
© 1981 pepe fuentes
Crecí en un paisaje de naturaleza torva, áspera, metafísica y dramática a la vez. Me defendía no prestándole atención; vivía en él pero me era ajeno. Luego, el tiempo, fue quién me lo señaló y sentí desazón e incluso miedo. Lo negaba porque me pesaba y desconocía lo profundo de sus raíces. Él, indiferente a mi queja, se extendía imperceptible e inexorablemente. Hasta que por fin me di cuenta: lo tenía dentro y no me había enterado. Se me había introducido en las entrañas y actuaba calladamente sobre mi carácter, creciendo y autoperfeccionándose con el paso del tiempo, hasta confundirse y constituirse en parte esencial de mi forma de ser y estar en el mundo. Los efectos son incurables.
© 2011 pepe fuentes
© 2016 pepe fuentes
© 2011 pepe fuentes
© pepe fuentes
© 1982 pepe fuentes