Hágase la luz…y la luz se hizo…
(veintiuna horas) «A fin de cuentas, está ahí esa sospecha de que no somos autores de nada si no estamos ausentes, escondidos o muertos». Enrique Vila Matas. Me quedo con ausente, porque de la muerte vengo huyendo. Ah, y otra cosa importante: mantener todo abierto y en buen estado de funcionamiento, porque es la única forma de que si de pronto llega una idea, haya un lugar donde dejarla, para que no se pierda sin dejar huella.
EL TREN SE PERDIO EN LA VIA QUE ME ACOMPAÑA, ahora solitaria, a mi izquierda. Estoy tranquilo porque ayer no tuve nada que hacer y hoy tampoco. Pienso: los que iban en el tren -a algún sitio- tardaran en volver porque todo está terriblemente lejos; yo, sin embargo, volveré pronto y apenas cansado. A mi derecha hay una construcción abandonada que me llama la atención: me acerco y fotografío. Siempre me han gustado mucho las escaleras que no parece lleven a ninguna parte; como éstas…
TRÍPTICO SOBRE LA VOLUNTAD DE ESTAR Y ADEMÁS SER II. Realizo fotografías sin haberme formado nunca en esa disciplina. El término autodidacta me queda grande. Pero no cejo nunca en mi empeño de hacer y hacer. Me gusta mucho la liturgia fotográfica y oficiar en el «cuarto oscuro»; sin esta parte del proceso, probablemente, habría dejado de hacerlo. Como fotógrafo me habría gustado ser como describe Luís Martín a un célebre músico de jazz: «Técnicamente, Thelonious Monk, era un músico limitado, en el sentido que había cosas que no sabía hacer, pero podía hacer lo que quisiera, no era que le fallara la técnica, que no le asistiese, que no era esto, está claro que nadie más podía tocar su música como él, porque si se toca el piano como es debido hay un montón de cosas que no se pueden conseguir y en ese sentido Monk tenía más técnica que nadie. Tocaba cada nota como si estuviera asombrado de la anterior…La melodía nunca acababa como estaba previsto». Pues eso, así quiero ser como practicante de la fotografía (léase en sentido literal: el que está en prácticas, pero eternamente, ser el que nunca pasará de aprendiz)…
CASI TODOS LOS LIBROS (últimos)…Cierta y triste ansiedad por todos los libros que no llegaré a leer nunca me hace comprar libros compulsivamente, como si eso resolviera mi impotencia. Ayer por la tarde, por ejemplo, en un momento de enfado histérico por un contratiempo informático, suspendí mis tribulaciones con la «conectividad» de mi ordenador con los dichosos periféricos (en este caso con el escáner fotográfico) y, para calmarme, compré algunos libros, ceremonia que siempre me colma…