"Lo que el mundo ofrece de visible es lo bastante rico para constituir un lenguaje evocador del misterio". René Magritte
No hay nadie que haya escrito jamás, o pintado o esculpido, modelado, construido, inventado, a no ser para salir del infierno. Antonin Artaud. Cuál es mi infierno? Tengo un infierno particular? Por supuesto; y me pregunto cómo está distribuido, cual es la sala principal, y el dormitorio, y dónde alivio mis necesidades. Cuales son las zonas más oscuras y las que más miedo me causan. Es mi cuerpo mi infierno? O tal vez el tiempo? Entre otros gestos, con este diario, intento seguir posibles líneas de luz que me orienten en esa oscuridad infernal. Artaud, supo con absoluta lucidez que no había solución y enloqueció. Afortunadamente, yo no tengo su talento.
1.5. Iluminación.
Situación de partida: existe una luz vibrante que titila sobre suelo y paredes; penetra por celosías y puertas y va recorriendo el lugar creando, a cada momento en un sitio diferente, caprichosas y fulgurantes figuras sobre el polvo del suelo. Ventanas de luz sobre las paredes en penumbra desde dónde se ven lo poros de la piedra y, al fondo el misterio.
Diagnóstico: evidentemente la situación es intolerable; puede provocar a poetas, fotógrafos y artistas en general.
Actuación: mantener las puertas cerradas para impedir el paso de la transgresora y caprichosa luz solar. En cuanto a la que penetra a través de celosías y otros huecos se neutralizara con luz artificial suministrada por focos indirectos. De esta forma eliminaremos cualquier veleidad o sugestión de origen desconocido e incontrolable.
2.5. Mobiliario/decoración.
Situación de partida: en el interior del templo existen grandes piedras esparcidas sin ningún orden ni sentido.
Diagnóstico: se trata de una situación que ofende al orden y la lógica, especialmente en sitios singulares, por lo que se hace necesario actuar drástica y rápidamente.
Actuación: las piedras se arrojarán por una pendiente próxima localizada en el lado oeste del templo. El espacio interior se dejará despejado y limpio de cualquier elemento de significado equívoco. Sólo se colocará una estructura que asemeje un pequeño altar y se situará en el lado oeste de la cruceta conformada en el lado norte del templo.
Por qué serán tan tristes las iglesias? Y tan penumbrosas, y tan húmedas, y tan asfixiantes? Sin embargo, me gustan las que están en desuso como ésta; me parecen sugestivas, misteriosas, inquietantes. La razón creo que está en la pátina polvorienta (tan fotográfica siempre), a lo que se añade el hecho de que son sitios en los que se han celebrado ceremonias misteriosas e incomprensibles: el vino ha sido sangre y el pan carne y claro, esas mutaciones gastronómicas, acompañadas de la experiencia mística que supone creérselo, dejan flotando en el ambiente vibraciones especiales. Por no hablar de la ingente cantidad de pecados que han ascendido hasta las bóvedas y se han quedado allí, incrustados. Las que están en «funcionamiento» no me sirven para estas experienciasfotográficas: todavía no ha habido tiempo para que el vacío pese en el ánimo y el polvo envejezca.
Richard Avedon, cuando preparaba un libro de sus fotografías en el que colaboraría Capote, le dice a éste: «Conseguir una copia satisfactoria, que contenga todo lo que pretendía captar, muy a menudo es más difícil y comprometido que la sesión fotográfica en sí misma. Al hacer fotos, sé inmediatamente cuándo he logrado la imagen que realmente quiero. Pero sacar esa imagen de la cámara al exterior es otro asunto. Hago hasta sesenta copias de una misma fotografía, y haría un centenar si eso significara la más mínima mejora, si ayudara a visualizar lo que permanece invisible, a sacar a la superficie lo que se oculta en el interior»
De esta fotografía hice quince copias, por lo que me quedé a cuarenta y cinco de la genialidad fotográfica. Al margen de mi evidente derrota o victoria en relación a Avedon (depende como se mire), tuve una desagradable sensación de estúpida ineptitud.