"El mundo comenzó sin el hombre y terminará sin él". Claude Lévi-Strauss
DIGRESION SIETE: Frantz (2016) Francia. Director: François Ozon. Guión: François Ozon, Philippe Piazzo, Ernst Lubitsch (film). Música: Philippe Rombi. Fotografía: Pascal Marti. Intérpretes: Paula Beer, Pierre Niney, Johann von Bülow Marie Gruber, Ernest Stôtzner, Cyrielle Clair. Tengo dos maneras de ver películas: cuando me gusta mucho, no paro de hablar comentando los matices entusiasmado, cuando no me interesa, me duermo, sin más. Anoche tocó hablar incesantemente y molestar a Naty. Son las servidumbres del gozo estético (en mi caso). Estaría mejor calladito. Frantz, ambientada nada más finalizar la primera guerra mundial. Desde la primera imagen supe que la película me encantaría: –la protagonista, bellísima y joven mujer, camina con determinación por una calle antigua, cruzándose con otras personas-. La imagen, en un delicadísimo blanco y negro (ya no se ven películas fotografiadas así y es un inmenso placer), era prometedora. Cumplió todas las expectativas y más. Sencilla en su desarrollo, sin complejidades innecesarias, cuenta sutil y líricamente una historia de amor y redención apasionante. La clave está en el modo de interpretar esa historia, escenificarla, interpretarla y servírnosla en unas imágenes delicadas, plenas de matices. No hay sobreactuaciones, todo medido, natural, creíble. Las interpretaciones consiguen hacerte llegar las emociones más naturales e íntimas de seres sensibles, fuertes, con algunos contrapuntos de personajes menos ejemplares pero que se callan a tiempo. Lo mejor de la condición humana se despliega en una textura monocroma, a veces contrapunteada por breves y oportunos momentos de color que refuerzan el sentido de la historia. No soy crítico cinematográfico ni mucho menos, solo pretendo contar el por qué me gustan las películas que me gustan, pero quizá, entre las muchísimas críticas entusiastas, podría elegir una frase, al azar, de uno de los críticos, que quizá resuma lúcidamente lo que estoy intentando decir: «Ozon lleva a cabo un examen íntimamente épico y lleno de romanticismo (…) Lo hace exhibiendo una nitidez narrativa deslumbrante, y una impecable recreación de época (…) Nando Salvá.
Que enorme misterio encierran los hoyos y sus contrarios, los montones de tierra. Creo que lo que más inmediatamente hace que la visión de esos accidentes se agarre al subconsciente es que forman parte de la mecánica del final: desaparecemos completamente en un hoyo con un montón de tierra encima.
Paisaje lentamente construido y abandonado.
…Cuando me levanto por la mañana, sin propósito, o más bien sin deseo, el día se me viene encima sombrío, tenebroso. Ahora me está costando mucho enfrentarme al «cuarto oscuro». Me falta el propósito: demasiadas peguntas…siempre, una vez y otra: ¿para qué? No encuentro respuesta a esa pregunta y entonces la tarea se hace insufrible. Cada día que me adentro en el penumbroso cuarto acabo agotado, desfondado, y lo que queda de día lo paso postrado, roto. La empinada ascensión por la mañana es insoportablemente fatigosa. Comienzo a las siete de la mañana sin ganas y a las once el esfuerzo ya me ha roto la voluntad. La cabeza comienza a dolerme ligeramente y el cuerpo me pesa intolerablemente. Cualquier persona medianamente inteligente pasaría del afán, sencillamente porque no hay necesidad de sufrir sin propósito, por nada. Pero…queridos amigos, de inteligencia voy corto.
…Partí hacia Puertollano, destino original del Microviaje. Llegué en torno a las dos de la tarde y me dirigí hacia las afueras donde esperaba encontrar arqueología industrial o restos mineros. Di vueltas y vueltas y nada. Lo que parecía que podría tener algún interés estaba cerrado o vallado. Me conformé con algunas fotografías de esta textura de carbonilla abandonada a la intemperie…