"El primer plano es drama y el plano general es comedia". Chalie Chaplin
DIARIO ÍNTIMO (1)
Una llamada inesperada
Sábado, once de septiembre de dos mil veintiuno
Poco después de comer, cuando me disponía a quedarme traspuesto un rato breve, ya que ahora duermo tres horas menos al día; vi un aviso de llamada de mi intermitente amigo Carlos. Hace casi dos años que no hablo con él, así que me apresuré a devolverle la llamada.
Carlos, al parecer, me llamó porque había leído el Diario de los primeros días de septiembre: Crónica de un alejamiento…, tan serio y desgarrado. Tuvo la valentía, a pesar de que ya no nos frecuentamos, de enfrentarse a un hecho desoladoramente triste y brindarse a procurarme consuelo. Me conmovió. Personas más habituales ahora en mi vida no lo han hecho.
Le dije que no necesitaba nada (todavía).
A veces la amistad sorprende, no es frecuente pero sí, lo hace. Y hasta emociona.
Enseguida nos lanzamos a entablar un frenético diálogo de boutades, a reconocer nuestras vulnerabilidades y reírnos de ellas. También hablamos de mujeres (que ni él ni yo tenemos), y ya nos reímos menos, aunque lo hicimos.
Carlos, que siempre ha sido un tipo perspicaz y de percepción acerada y penetrante, lo demostró una vez más con una observación a propósito de una frase en plan creativo, que hice en la Crónica sobre mis expectativas hacia las mujeres: … salir a la calle a buscar ojos a los que mirar o en los que mirarme. Él me dijo, -cuidado con eso pepe, en otros ojos te vas a ver más pequeño-. Me reí con ganas de su finísimo y genial instinto para detectar tonterías (mi frase lo era).
Se despidió de mí diciéndome que, si necesitaba algo, no de cualquier circunstancia que le acompañara coyunturalmente, sino de Él, y puso énfasis en la primerísima persona, no dudara en llamarle. Se lo agradecí sinceramente porque le creí.
La maravillosa conversación fluyó plena de ironías hacía lo que nos pasa y de sarcasmos sobre lo que le pasa al mundo y sus gentes. Un gusto. Me alegró la tarde del sábado.
La Fotografía: De Carlos, hace ahora cuarenta y un año y dos meses, nada menos. Fue la época de mayor amistad y complicidad entre nosotros. Fotografiábamos, hablábamos y reíamos. Parecería que mi amigo está emporrado o algo parecido, pero no, nunca consumió esas sustancias.
…y afrontar sus circunstancias vitales y existenciales. A ese conjunto de elecciones o maneras se le podría denominar CARÁCTER…
VOCES de Antonio Porchia:
* Sí, yo soy por mis carnes, pero no soy yo mis carnes.
* Dirán que andas por un camino equivocado, si andas por tu camino.
* La rectitud, donde se aplica, tuerce.
* Un infinito respeto mata.
* Cuanto más me alejo de todo, más temo a todo, y más me alejo de todo.
* Lo que sé lo soporto con lo que no sé.
* Y si eres un santo porque eres un santo, eres un santo que no vale nada,
porque no te cuesta nada ser un santo.
* Hoy no podría habituarme a cómo seré mañana; mañana sí.
* ¡Qué poco eres sin una flor, sin una estrella, sin un puñal!
* Un corazón verdadero no implora.
Pintor, con imagen decimonónica, pero contemporáneo. Apenas nos conocimos y ya no es tiempo de hacerlo.
…Entre mis amigos eres un caso especial: nunca, o casi, hemos incorporado aspectos de nuestra vida personal a la relación. Hemos ido teniendo noticia de los hechos relevantes: casamientos, separaciones, pérdidas, vida profesional, mudanzas, viajes (y no todos), pero no mucho más que un mero intercambio de información. Nuestra amistad no ha necesitado de fatigosos intercambios de intimidades. Todavía no me explico del todo el fenómeno, pero es indudable que esa asombrosa excepción no ha dificultado el aprecio que siento por ti…
…en el tiempo, y así poder llevar adelante su VIDA…
VOCES de Antonio Porchia:
* Nadie se convence que la vida es así, como se vive.
* Mi vida no la cambiaría por ninguna otra vida, porque mi vida…es mi
vida.
* La vida que no deseo la recibo de la vida que deseo.
* Lo pagado con nuestra vida nunca es caro.
* Si nada se nos fuera durante la vida, se nos iría la vida sin nada.
* En nuestro corto vivir, el tiempo es una larga espera.
* Comienza la vida triste con el deseo de lo bello.
* La vida se compone de varios actos, pero la hallamos en sus entreactos.
* Esto que llamo mi vida es una línea de mis ojos, cuyos extremos se
hunden en la noche.
* Una vida totalmente consciente, nadie podría sobrellevarla.
DIGRESIÓN DOS: En Terapia (tercera temporada). Personaje: Guillermo Montes (Diego Peretti). Es el terapeuta. Y está solo. Cincuenta y dos años, enjuto, torcido en casi todas las partes visibles de su cuerpo. La nariz, por ejemplo, es un prodigio de perfecta y renacentista curvatura. Todo en su cuerpo y su cara denota los pliegues que genera la vida, cuando se ha vivido (yo apenas tengo arrugas y tengo doce años más que él, por algo será). Arrugas que se generan por experiencias de todo tipo, supongo, y tal vez también por los años, aunque no en todos los casos. Peretti escucha, atentamente, porque ese es el método básico y necesario de ser analista. Peretti es perfecto en ese trabajo. Tiene toda la sabiduría profesional necesaria (al parecer, además de actor es psiquiatra), sin embargo, el doctor Montes parece cansado y eso le lleva a tender puentes con sus pacientes, lo que no ayuda a mantener a raya las transferencias. Además, es un hombre piadoso y profundamente humano, lo que tampoco ayuda. Todo el mundo tendría que pasar, en algún momento de su vida, por la consulta de un terapeuta, obligatoriamente, sobre todo porque esa experiencia puede ayudarte a encontrar tu alma, y eso es extraordinariamente valioso en un mundo repleto de desalmados. Mejoraría el mundo, tal vez. Nota sobre la fotografía de hoy: evidentemente tampoco hoy tengo una fotografía de Peretti, pero sí de este amigo que se parece mucho a él…