"La estética de la ciudad es el collage y la enumeración caótica". Antonio Muñoz Molina
trece de diciembre de dos mil siete: jueves (ocho horas). Ayer fotografié en mi casa, para la próxima exposición en esta web. Se titulará: Mi galería. Trabajé durante varias horas y me cansé mucho. Hoy, sigo cansado, apagado o desenfocado. Me he sentado frente a la pantalla con el propósito de escribir para este diario. No se me ocurre nada, y a medida que manoteo en la nada, me oscurezco más y más. Puedo dejarlo (intentar escribir) e irme a dar una vuelta, pero entonces no habría diario. Qué más da! –me digo-, entre la pesadez brumosa de mi tristeza vacía. Me cuesta aclararme, aunque el sol ya está asomándose detrás del hospital que hay al lado de mi casa. Miro por la ventana y sigue ahí, iluminando un cielo desesperadamente azul y vacío como mi cabeza; si al menos hubiera nubes me entretendría viéndolas pasar.
Hoy volamos a Chicago y espero que sin tormentas amenazadoras
ALGUNAS CIRCUNSTANCIAS INVERNALES: me incomodan las inclemencias del tiempo, lo que supone que desde mediados de Noviembre a finales de Febrero no salga a la calle y mucho menos a fotografiar. Me irrita el frío (también el calor). Soy temeroso y vulnerable así que, en los próximos meses, tendré poco que contar, me parece. Después también. No sé qué será de este diario, porque se va rellenando día a día con algunas de mis cortas experiencias vitales, de bajo vuelo todas, porque claro, soy un antihéroe, un tipo provinciano corriente, mediocre, que lleva una vida abrumadoramente ordenada y previsible, y así no hay modo de hacer nada aventureramente apasionante, o como mínimo entretenido; pero al menos, de vez en cuando, todavía me doy una vuelta por ahí y lo cuento…
Las fotografías realizadas en los viajes, quizá, al menos en el caso del «fotógrafo», sólo sean -Recuerdos de viaje- (así se llama esta serie, según me dice). Pues eso. Cuando viaja siempre quiere hacer fotografías memorables, de calidad, únicas, originales, poéticas, muy «artísticas». Fotografías que construyan y alimenten el mito con el que sueña: ser un Artista (nada menos). Pero claro, eso es imposible si no se dispone de un gran talento. Pretende hacer fotografías artísticas, pero en la mayoría de los casos le salen -fotografías-recuerdo-. Se lo digo y, aunque no es tan simple como para no saberlo, no le gusta nada. Se calla y se mantiene en un mutismo obstinado acompañado de mal gesto. El «fotógrafo» es un tipo inestable, de reacciones infantiles. Cuando no le salen las cosas, o le dicen algo que no complace a su primaria vanidad, suele enfadarse y mostrar ostensibles gestos de desagrado hacia los demás. Él sabrá, a mí me da igual. Creo que me estoy apartando del propósito, pero es que no tengo mucho más que decir de sus «postalitas». Para quitarme presión seguiré con una cita de un escritor catalán (son varios los que me gustan, bastante):
«No obstante, memoria es, también, el nombre clásico de la imaginación: recordamos lo que somos capaces de imaginar y todos los recuerdos son imaginarios, sobre todo los que se apoyan en fotografías, escenarios imaginarios cargados de dramatismo en los que se apoya el mortal contemporáneo para darse sentido». Félix de Azúa.
-Los desconocidos caminan solos-. Sí, claro, caminan solos porque son desconocidos, y viceversa. Encarnan la imagen misma de lo hermético, anónimo y secreto. Cuando un desconocido camina junto a otro es imposible que transmitan la idea de soledad. La soledad solo puede ser representada con personas solas, caminando o paradas. En este caso Caminan y Caminan, Solos y Solos. No Sé Dónde Van. Probablemente si lo hubiera sabido o supuesto, no me servirían para esta serie. Así son las cosas. Una curiosidad, que ni siquiera lo es: titulo en masculino refiriéndome a ambos géneros. Masculino-femenino, sencillamente porque así me resulta más sencillo y literario. Creo que, en los tiempos que corren, esto no es políticamente correcto. Según una nueva práctica social y política, en expansión imparable, que según sugiere Quim Monzó, se podría denominar «papanatismo», los dos géneros se enuncian escrupulosamente. Siempre. El género neutro, por ahora, no se ve afectado, me parece. Pues bien, si me adscribiera a esa tendencia, posibilidad harto improbable a estas alturas, tendría que titular la serie como: -Los desconocidos y las desconocidas caminan solos y solas-, lo que sería literariamente espantoso y estéticamente aberrante.
Como ayer se me acabó el espacio de escritura diario que me tengo marcado, no terminé con el relato del final de la «dichosa exposición». De todas formas, no queda mucho por contar. Cuando entré, comprobé que ya no estaban mis fotografías en las paredes (la exposición había acabado el día cinco), lo que agradecí, porque así no tenía que tomarme la molestia de descolgarlas. Había otras que ni siquiera miré. Pregunté por lo mío y la chica amable y comprensiva me dijo que se encontraban al fondo. Efectivamente, allí estaban apiladas las quince fotografías, pulcramente enmarcadas y solas. Estoy seguro que ni siquiera fatigadas de «tanta mirada», sólo aburridas (salvo la que estuvo frente a la mesa de la chica, porque al menos la veía a ella). En fin, las cargué rápidamente en el coche, y sólo dije a los de la tienda: –adiós, hasta siempre- (no creo que vuelva a veros nunca más, pensé). Ellos, apenas levantaron la vista de sus papeles. A las seis estaba en mi casa, aliviado, empezando a olvidar y a acostumbrarme a mi nuevo nombre: «el desconfiado Mister NO». Fin de la historia.
…Como variante en el modo de construir este diario, se me ocurre que, si tanto creo en la fotografía, aunque no en mí como fotógrafo, podría intentar hacer las cosas al revés: configurar secuencias de imágenes, ya hechas, y a partir de ahí escribir textos; así, podría ser más, me parece. Sí, pero tengo la impresión de que debería asistirme el talento, como fotógrafo y sobre todo como tipo que escribe. Ejemplo: un escritor tiene una historia que contar (yo tengo fotos) y genera palabras, las ordena en forma de narración creativa al servicio de la historia; eso mismo tendría que hacer yo, pero al servicio de las fotografías. Demasiado para mí; pero nada me impide probar. Sí, creo que lo haré, lo que no sé es cuando.
PS.- Por ejemplo, quién es este hombre, dónde va, en qué ciudad se encuentra, qué ha desayunado por la mañana, cuándo fue la última vez que hizo sexo, es un maniaco o un soso inofensivo, está enfermo o sano como una manzana sana, se siente satisfecho de su vida, ama y es amado, o ninguna de las dos cosas. No sé, me parece que así no funciona el asunto, al menos para mí, porque yo me conformo con fotografiarle.