La intensidad habitaba en sus tetas…
SINTESIS (IN)NECESARIA: una vez revelados los rollos, he observado que mi vieja cámara pequeña se ha aproximado más a sus personajes y ha mostrado rostros y expresiones con una cierta ferocidad y descaro. También a la textura de la piel y de las miradas. Tal vez buscaba escenas provocativas. A la cámara grande, sin embargo, las figuras le han salido espectrales, blancas, traslúcidas e incorpóreas casi. Transmiten la impresión de carecer de la carnalidad propia de la celebración: no sudan, no se adivinan palpitaciones festivas; tampoco sus cuerpos parecen habitados por deseos que los humanicen. Flotan en una especie de dejadez cadenciosa y floja; transidos de una espiritualidad que no venía al caso, me parece. No sé por qué a mi cámara grande le salieron tan evanescentes las fotografías que hizo esa tarde, porque yo no intervine en la interpretación, tan sólo encuadré azarosamente; aunque tal vez, la clave radicó en que sí revelé intencionadamente. Estoy razonablemente satisfecho de los resultados del cuatro de julio, por la tarde. Tampoco puedo esperar mucho más de mí y de mis viejas cámaras: esto es lo que hay, y nada más, porque a la verdad no accederemos nunca, ni falta que hace.
Capítulo IX: … Y LA CÁMARA BUSCÓ A LOS SOLOS… o solas, o ambos. Aunque esta fotografía no me encanta, precisamente porque resulta de significación débil y carece de sombra. Una cita estimulante para aliviar el vacío y el calor: «El sexo es un momento extraordinario, en donde el presente es lo único que existe, y se acaba el dolor». Santiago Gamboa
La sexualidad desempeña en todo ser humano un papel enorme, da igual cómo se realice. No hay otro remedio, porque es algo que se tiene. No hay ser humano sin sexualidad. Aunque le cortaran los pechos, la polla y todo, seguiría dependiendo totalmente de la sexualidad. Pero claro está que entonces habría muerto y sería una víctima total de la sexualidad total. Thomas Bernhard.