De todas la edades y todos en lo mismo, solo cambiaban los atuendos, pero solo levemente, cuestión de matices…
CASI TODOS LOS LIBROS (últimos)…También, en este pedido urgente y terapéutico de libros, está El libro y la Hermandad, de Iris Murdoch. Una excelente edición de Impedimenta, de 652 páginas. La obra trata de un grupo de amigos, todos cultísimos y exquisitos, creadores y de fino saber en cada una de sus especialidades, que se reúnen en torno a sus respectivas inquietudes y las comparten (algo con lo que yo siempre he soñado) y a partir de ahí suceden hechos que distorsionan tan bella e idílica relación, con el tiempo como catalizador de reacciones y frustraciones. Dice la presentación del libro: «… considerada una de las cumbres de la narrativa de Murdoch, es un agudo análisis de los estragos del tiempo en las aspiraciones individuales y las antiguas relaciones» …
La posibilidad de renovarse mediante la herejía confiere al creyente una neta superioridad sobre el ateo. Cioran
…Sobre los fotografiados ayer me cabían dudas sobre si formarían parte de los cientos de millones de personas que deambulan en Facebook buscando lo que no tienen. Sin embargo, sobre los de hoy, no tengo dudas; están, viven y anhelan en el mundo virtual, seguro. Probablemente cuando realicé esta fotografía todavía no «estaban» porque el «insaciable devorador» de identidades aún no había llegado, aunque ya estaba en camino. Por qué supongo lo que afirmo? Sencillo o simple (más bien lo segundo), según van vestidos parece que tienen fe en lo intangible (como Facebook), y la severidad de sus aficiones me da la impresión que no les da para la frivolidad e incluso para el sexo desatado. Luego, según mi teoría, sólo les queda la sublimación, o dicho de otra forma: Facebook.
Qué puede impulsar a un hombre de aspecto sobrio y perfil elegante, que muy probablemente lleva toda su vida trabajándose seriamente, a disfrazarse junto con otros tipos igual que él (a lo mejor esa es la clave) y mostrar pública y gregariamente sus creencias?
El colmo de la gravedad ampulosa y ceremonial (que no carnavalesca, porque este tipo va en serio) lo representa este otro (menuda faena me está jugando la elección aleatoria de fotografías). No sé si volveré a arriesgarme. Como el día veintitrés, no diré nada del fotografiado, sencillamente porque no se me ocurre.