Luces veladas, atmósfera onírica y paredes altas impregnadas de misterioso e impalpable polvo secular…
4.5. Solado
Situación: el suelo es de tierra sucia y polvorienta. Las pisadas quedan marcadas en el suelo y se levanta una pequeña nube de polvo que ensucia los zapatos.
Diagnóstico: esta lamentable circunstancia puede crear la impresión de que se trata de un sitio viejo y abandonado y la gente puede caer en vanas ensoñaciones cómo: aquí también quedaron fijadas las pisadas de personas de hace un milenio. Esto distorsionaría alarmantemente nuestros propósitos.
Actuación: se solará de inmediato con una tarima de madera pulimentada, moderna e higiénica. No se deberá caer en soluciones ambiguas como por ejemplo, solar con granito de la misma calidad y textura de las paredes (muy probablemente puede que así fuera el suelo original). Esa sería una opción poco conveniente para nuestros propósitos de extirpación de cualquier elemento que provoque visiones propias a los visitantes. Nuestra filosofía cultural y artística, orientada hacia la más lineal corrección, debe quedar plasmada, inequívocamente, en todas nuestras intervenciones.
BERLÍN (del cuatro al nueve de agosto de dos mil quince). Foto 26
Ahora, en este preciso instante, cuando no alcanzo a saber lo que quiero escribir del corto viaje a Berlín, se me ocurre pensar: -la fotografía o es interpretación poética, o no es nada; solo información, composición o presunción- Y eso, obviamente, no quiere decir que tenga necesariamente que ser «bella», no, solo tendrá que ser interpretación íntima y polifacética de lo que le ojo ve y el espíritu presiente, o percibe, o ama, u odia. Tiene que ser algo del más allá, o dicho de otro modo: todo lo que se elige o se compone en el visor, finalmente, tendrá que estar impregnado de la supuesta sensibilidad del fotógrafo, para bien o para mal. Lo dice Paul Valéry a propósito de la poesía que es exactamente lo mismo que la fotografía, pero con el pequeño pero significativo matiz de que las palabras son más dúctiles que la insensible materia: «…que el poeta honrado realice un gran esfuerzo, que tache, rehaga y descarte cientos de opciones hasta llegar a lo que quiere, lo mismo que el minero va demoliendo y echando a un lado, con paciencia y obstinación, todo lo que no sea oro, todo lo que se aparta o separa de ese oro que busca. Se trata de un trabajo extenuante y solitario, lleno de preguntas sin solución y de laberintos sin salida; pero es, por lo general, el único camino»…
…Y además, cargo con el pesado fardo de mis limitaciones que me rompen la espalda y el ánimo. Por eso, no tengo ni tiempo ni fuerza para pararme y concentrarme en vislumbrar lo que hay más allá del más acá. Corriendo, corriendo, lo que atrapo bien está y lo que no, que allí permanezca para otros ojos más atentos y tranquilos. Más perspicaces y sutiles. Pero, como cualquiera, tengo mi punto de equilibrio, que no es otro que lo que vislumbro y consigo materializar y eso es tan propio que no se parece a lo de nadie; aunque a nadie sirva…»¿Yo? Persigo una imagen, solamente». Gérard de Nerval