"Breñosos, crudos, estériles, los cerros que ciñen a Toledo...". Jose Ortega y Gasset
LA MUESTRA lleva el título del nombre de la ciudad (la innombrable) en el cielo, y sí, indudablemente Jose María se ayuda del cielo para fotografiar su ciudad; probablemente porque la ama y no se conforma con menos. Espera pacientemente (su muestra abarca doce años: 1993-200, a que el cielo emita luces, vibraciones, influjos, elementos que la engalanen, que la embellezcan y una vez que sucede, allí está él con su cámara, frente a la ciudad (que en este caso está oculta tras el montículo). Sabe lo que debe hacer en cada circunstancia; no hay prisa, no negocia con la urgencia del tiempo, porque a lo que se ama no se le regatea nada. Jose María, además, aporta generosamente su sabiduría fotográfica, que es mucha, y que conecta con el clásico concepto de filosofía fotográfica de los maestros Weston, Adams y otros, que transcendentalizaban los paisajes y sus motivos a través de una mirada y tratamiento poéticos, misteriosos, límpidos y espléndidos (esa manera de hacer está en desuso o desdibujada por la velocidad a la que se mueve este lenguaje). Sus imágenes reinventan lo sabido, perdonan, y a mi, que no amo a «la innombrable», me ayudan a soportarla con una sonrisa y hasta a comprenderla un poco.
«Toda obra de arte está muerta cuando se la priva del amor.» André Malraux
…Mientras me muevo en la penumbra del -cuarto oscuro-, de un negativo a otro, de una copia a la siguiente, me suele ocurrir algo que no acabo de comprender bien: –me entran ganas de exponer-; fotografías, naturalmente. Normalmente algunas de las que estoy positivando. No sé por qué, pero es así; tal vez sea porque así me justifico y disculpo por el gasto que realizo cada vez que introduzco una hoja virgen en el marginador. O no, o más bien puede que sea por lo que dice Lobo Antunes: «Uno sólo puede escribir si está convencido de que es el mejor. Y después, es tan difícil, y hay tantas decepciones con los propios libros».
Propósito para este diario: -no escribir más sobre mí-. Me aburre estar siempre a vueltas con las mismas cosas; las mías. Pero claro, como tampoco me permito ocuparme de la actualidad: de política, de guerras (ganadas y perdidas), de deportes, de crisis, de ecología, del futuro del mundo (todo eso me aburre muchísimo más), me quedo sin contenidos. Me temo que soy un hombre sin sustancia. Sobre las cosas que verdaderamente me interesan: arte, literatura, fotografía, música, cine y cualquier lenguaje de expresión (unos me gustan más que otros), hay gentes creativas, originales e informadas que han reflexionado más y mejor, por lo tanto lo más sensato sería cerrar el diario y dedicarme a aprender de los demás. En silencio. Contemplar el paisaje. En silencio. También a leer y escuchar música. En silencio. Quizá, en algún momento, también fotografiar. En silencio. Ya veré.