El fotógrafo y la sombra de la memoria… o "...el día de la muerte nada importa haber tenido una vida buena o mala". Kjell Askildsen

…El Fotógrafo piensa, cuando el desaliento le ofrece un momento de descanso, que la eterna dialéctica de realidad/irrealidad, único sentido que siempre ha creído que tenía la fotografía, ya no lo tiene para Él. No, ciertamente Él no cree haberlo entendido nunca, y ahora menos. Ya no le queda tiempo. Ahora todo es un sinsentido. Antes también-…

…El Fotógrafo, pasa horas y horas recorriendo habitaciones polvorientas en las que habitan las arañas y el estruendoso silencio. Fotografía mucho, pero no sabe por qué. Tampoco le importa demasiado porque desde siempre ha sabido que el conocimiento le estaba negado, aunque en algunos momentos se acuerde de artistas con los que se siente acompañado, como Antonin Artaud: «No os imagináis hasta que punto estoy privado de ideas… Lo que yo hago es huir de lo claro para aclarar lo oscuro»…

Al día siguiente nos levantamos y partimos hacía Santillana del Mar. A mitad de camino observamos que dos motoristas de la Guardia Civil que estaban parados en la carretera, al vernos pasar, montan rápidamente en sus motos y nos siguen. Nos paran y me dicen que llame inmediatamente a mi familia.

El año que viene habrá novedades en esta web; muy pronto, quizá en Enero, cambiaremos todo esto. Tendremos un escenario distinto que se llamará igual; mantendremos lo esencial y eliminaremos todo lo demás (*). Milrayas, equipo de gente simpática y creativa, está diseñando y programando. Nosotros también colaboramos en el diseño, creamos y trabajamos los contenidos. Creo que el resultado será espléndido, es más, no hay otro sitio que muestre obra personal de fotógrafo que también escribe un poco, o al revés, de forma tan extensa. Hasta el momento del estreno, escribiré de vez en cuando sobre el proyecto (en caso de que no tenga otra cosa que contar).
(*) la fotografía simboliza el escenario que abandonaremos.


BREVE DIARIO (de incierta e intermitente duración) DE UNA PANDEMIA UNIVERSAL CONTEMPORÁNEA XI
- Llevamos un mes y dos días confinados. A lo largo de todo este tiempo solo hemos empeorado: somos el país con mayor número de enfermos y muertos (con relación a su población), es decir, vivo en el epicentro mundial del Coronavirus. Lo más lúcido que han dicho los jefes de todos es que nos lavemos las manos.
- Hoy me he levantado tosiendo un poco, parece un resfriado pero nunca se sabe en este tortuoso infortunio. Y me lavo las manos.
- La buena noticia: parece que no estamos enfermos, ni nosotros ni nadie cercano. Y me lavo las manos.
- El país se debate en el enrarecido y opresivo ambiente que provoca el confinamiento, combinado con una política gubernamental errática e impotente, además de insoportable e insultantemente mentirosa. Y, a veces, insufriblemente estúpida y perturbada: nada menos que una ministra (la de igualdad) es capaz de hacer declaraciones como que la solución ante el virus pasa por -medidas feministas y antifascistas-. Insoportable imbecilidad. Y me lavo las manos.
- El otro día, dos noticias indignantes en prensa: en dos comunidades han presionado, respectivamente, a dos de sus vecinos (uno trabaja en un supermercado y otro en un hospital: ayudan a sobrevivir a los demás con su trabajo) para que abandonen sus casas, por miedo a contagiarse. Una vez más, la faz humana mostrando su más abominable y miserable naturaleza. Y me lavo las manos.
- Bien es verdad que, después de haber alcanzado el mayor número de infectados diarios hace dos o tres semanas, ahora la dichosa curva desciende lentamente. La de muertos también, pero siguen siendo muchos, demasiados. Y me lavo las manos.
- Nosotros, Naty y yo, estamos tranquilos, aunque con un creciente malestar que, casi imperceptiblemente, nos va ensombreciendo el estado de ánimo. Poco a poco se nos desencajan puertas y ventanas, y se abren grietas en las paredes por donde entra el aire frio, desapacible. Me temo que la percepción asfixiante irá creciendo exponencialmente. Y no, no tenemos la capacidad de adaptación que parece que tienen los pájaros enjaulados, que hasta cantan. Nosotros no cantamos, ni mucho menos. Y me lavo las manos.
- En cuanto a lo que hacemos cada día, básicamente: pasear a Míster Brown (bajo amenaza), escribir, tratar fotografías (especialmente Naty que está ordenando su impresionante archivo), leer (ahora un ensayo de Gregorio Luri y una novela de romanos de Santiago Postegillo) y, por la noche, una película y alguna serie, a ser posible de la máxima calidad (la última: Unorthodox, espléndida). Y me lavo las manos…