"Las definiciones tienen límites geográficos más estrictos que las costumbres". E. Cioran
A este lugar venía con un amigo cuando era un niño, ya ni siquiera recuerdo los años que podía tener, sin embargo, sí la sensación de que nuestras excursiones eran aventuras prohibidas que, naturalmente, manteníamos en secreto. Ahora paseo por el mismo lugar casi a diario (sigo viviendo en el mismo sitio) pero la sensación predominante es de aburrimiento. No encuentro nada fabuloso (sarcasmos del paso del tiempo). Me ayuda el temor de que ir a la ciudad es mucho peor; aquí, al menos no corro riesgos de encontrarme con gente que no me guste.
ANOTADO EN MI DIARIO, el 21.07.2005: el Pinar del barrio pasará a llamarse «Los caminos de nadie». Hoy he paseado sin apartar la mirada del suelo, al mismo tiempo que pensaba en un nombre para este lugar. Miraba al suelo porque es mi manera habitual de caminar, pero hoy no he levantado la mirada porque me encontraba algo desanimado, sintiendo el mundo un poco más pesado que otros días. «Los caminos de nadie» se me ha ocurrido porque la tierra de los senderos está llena de pisadas que no sé a quién pertenecen. Seguramente son de personas como yo; a algunas me las encuentro y cuando paso junto a ellas intento saber, pero ni siquiera consigo intuir y después ni recordar. Qué más da.
ANOTADO EN MI DIARIO, el 12.07.2005: recorrido por el territorio de los pinos de mi barrio. Por cierto tendré que poner un nombre a este lugar porque empieza a tener mucha presencia en mi vida. Lo pensaré.