Una de las pocas cosas que han tenido sentido en mi vida: ser y sentirme español...
EL TIEMPO DETENIDO. Los centinelas y artilleros deambulaban indolentes por la fortaleza. El tiempo transcurría ante sus miradas hechizadas por el horizonte donde iban sucediéndose los colores del tiempo: negro, gris, plata, azul; azul, plata, gris, negro. Una y otra vez, uno y otro día, todos los días, todos los años, todas las vidas. Siempre así.
Las construyeron persuadidos de su imbatilidad; en su interior colocaron poderosos cañones mirando desafiantes la línea del horizonte. Luego, se sentaron satisfechos a esperar al enemigo. El tiempo transcurría en el suave balanceo de los días. Necesitaban que las velas atacantes asomaran para dar sentido a su impaciente espera. El resultado de la contienda era lo de menos, sólo eran gestas imaginarias. Necesitaban un hecho que rompiera el tiempo adormecido, para así poder seguir llenando el vacío.
El artillero limpió su batería y miro el horizonte, como todos los días. Veía la misma línea a todas horas, desde hacía ya tres años. Aún estaría algunos más. No concebía otro tiempo que no fuera el marcado por el color de los días a lo lejos. Atisbaba a la espera de las velas sobre las que tendría que disparar su cañón, aunque sabía que nunca llegarían, porque el mundo se había parado exhausto.
Velasco debió ser un héroe; pusieron su nombre a esta batería, pero no sé quién fue Velasco. Probablemente murió defendiéndola con honor, o quizá sobrevivió a la batalla y el final le sobrevino en silencio. Seguro que en el último segundo de su vida estuvo presente la gesta, que al menos a él, le ayudó a bien morir.
pepe y las citas LXXXI. MEMORIA:
«La vida se parece a un barco: ¡y de repente un castillo español! Marina Tsvietáieva
«Pasto de soledad y tristes ruinas…». J.L. Panero
«El desnudo rigor castrense de esos muros,
tintos de herrumbre y llaga, sin inscripciones…». Álvaro Mutis.
«…lugar amado por la melancolía y las lagartijas…» Octavio Paz
«…en la húmeda penumbra sin memoria,
en estos altos muros oxidados de sangre». Álvaro Mutis.