"La melancolía es una forma de poesía". Wallace Stevens
Donde más he bailado en mi vida ha sido en el laboratorio; es un lugar en el que me dejo llevar por una cierta alegría vitalista y a veces bailo (debe ser por espontáneas sensaciones de omnipotencia). Hoy no; no sólo no lo hago, sino que me desplazo pesadamente, de cubeta en cubeta y de negativo en negativo. A veces paro y escribo. Esta fotografía, la de ayer y las que mostraré los próximos días están positivadas bajo un PELIGROSO abatimiento y desánimo.
DIARIO ANALÓGICO
La Soledad 3
Viernes, diecisiete de marzo de dos mil veintitrés
… Dijo Aristóteles, que solo los dioses y las bestias podían vivir felices en completa soledad. Ahora, en nuestro mundo y tiempo, también los seres humanos podemos aspirar a ser felices en soledad (hay más recursos para la autosuficiencia), aunque no lo consigamos (la risa es la máxima expresión de la felicidad, y solos no nos reírnos nunca). A partir de una cierta edad, la soledad es el estado habitual y no sé si natural de las gentes maduras, o directamente viejas. Estamos tan asustados que no soportamos a nadie cerca (tememos que pueda corromper o joder nuestra paz de muertos en vida). El paso del tiempo lo ha ido destrozando todo en nuestras vidas y las pérdidas incesantes hacen que a nuestro lado ya solo haya silencio y vacío.
Llega un momento en que todo el mundo se ha ido y nos vemos abocados a rodearnos de ruido y entretenimientos porque si no, no podríamos soportarlo. Pero, claro, con esas circunstancias y condiciones, de felicidad, mejor ni hablamos.
Muchos aspiramos a conjurar la soledad porque pesa mucho, pero, como es imposible, no queda otra que olvidar el intento silbando, para que no se note demasiado el fracaso frente al espejo. Es imposible, habría que retorcer el brazo a la realidad, y, lo que es peor, a uno mismo.
Por hoy no se me ocurre nada más que decir. Son las seis y media de la tarde, el ambiente es primaveral, pero yo no tengo ganas de nada ahora (me temo que estoy deprimido, aunque no estoy seguro). Sospecho que acompañado tampoco las tendría. Mejor que todo siga igual.
Quizá lo que me pase en este preciso instante es que me siento acuciado, acorralado por una insondable sensación de soledad. Mañana estaré mejor, sin duda. Para mantener el interés en mí mismo, suscribo lo que dice Peter Handke: “Un escritor o cualquier otra persona que hubiera superado el estar solo, dejaría de interesarme”.
La Fotografía: Esta imagen y las demás son hijas de la soledad, en una época en la que no me sentía solo, aunque cuando fotografiaba lo estuviera. Ahora fotografío menos que hace diez años, cuando realicé esta foto. Forma parte de un montaje múltiple (seis imágenes), en las que partiendo de la de hoy, me voy despojando de toda la ropa hasta quedarme desnudo (es lo que pasa con la soledad, que nos despoja de todo lo que nos protege). En realidad, independientemente de momentos existenciales, a mí, casi todas las fotos más personales siempre me han salido igual. Y, menos mal; otras, no me habrían gustado.
Estoy asombrado porque, inesperadamente (o no tanto), muchas de las imágenes que se me ocurren tiene que ver, de algún modo, con el arte de vanguardia, secretamente…o así me lo imagino. Sí, aunque no llego a ellas a través del concepto, sino de la intuición y el deseo, cuando las vislumbro me parecen esenciales, y lo son porque no hay un porqué. Por ejemplo ésta, que parece alejarse de la lógica y el sentido; cuando la vi, me pareció esencial, imprescindible. La hice, obviamente, y no porque pudiera tener un propósito que fuera capaz de articular mediante palabras sino porque como imagen tenía todo el sentido del mundo, ¿quién lo entiende? Yo no del todo, por supuesto, pero eso está bien, eso es fundamental para mí, ese es el sinsentido pleno de sentido que busco.«Cualquier actividad ligada a la vanguardia, suponiendo que la vanguardia aún existiera (lo que a medida que pasaban las horas ponía yo más en duda) no debía perder de vista nunca el lado político; un lado que requería que se tuviera en cuenta también que quizás nada nos sentaría mejor a nosotros, pobres mortales, que un día la vanguardia desapareciera, pero no de agotamiento, sino todo lo contrario: porque, a través de una corriente invisible, se hubiera transformado en fuente de energía absoluta y convertido ella misma en nuestra fascinante propia vida». Enrique Vila Matas
TRÍPTICO SOBRE LA VOLUNTAD DE ESTAR Y ADEMÁS SER I. Escribo sin tener ni los más elementales «estudios» (de letras, sólo me sé el abecedario y eso porque fui oficinista y me encargaba del archivo). Me interesa la cultura, siempre he procurado estar cerca de ese mundo, pero he tenido y tengo con ella una relación paradójica: cuanto más me acerco, más inaprensible me resulta, hasta el punto de que, a estas alturas, me siento más inculto que un abrelatas. La música me acompaña todo el día, pero no he conseguido nunca enterarme de lo más elemental de su compleja e inabarcable historia, a lo máximo que llego es a situar en el tiempo, grosso modo, las distintas épocas musicales. Veo películas diariamente y poco puedo decir de ese lenguaje, salvo decidir lo que me gusta o no…