"Cuando haya dejado de existir, no habré existido nunca". Antonio Porchia
…Después, hacia Ercavica, ciudad romana, o más bien restos a medio excavar, de eso, de una ciudad romana. Me estaba alejando mucho de mi casa. Nada menos que doscientos veinticinco kilómetros que tendría que conducir de vuelta. Llegué a las cuatro menos cuarto de la tarde. Todo cerrado. La pequeña casa de recepción donde supuestamente vendían entradas, también cerrada. Carteles que avisaban de que no se podía pasar y que el horario era de cuatro a siete. A las cuatro y media no había llegado nadie, y yo, como no puede ser de otro modo, haciendo el tonto esperando que llegara el portero que me permitiera pasar donde se podía porque, no había ninguna barrera infranqueable. Menos mal que frente a la entrada había algunas tumbas antropomorfas que me mantuvieron entretenido un rato…
DIARIO ANALÓGICO
La Soledad 2
Viernes, diecisiete de marzo de dos mil veintitrés
… Y es ahora cuando me pongo a pensar un poco más seriamente en el tema monográfico de estos días: La Soledad.
Es enfermiza la soledad, me pregunto, me contesto que seguro que sí, sobre todo porque corrompe, aunque eleva y espiritualiza al mismo tiempo. Puede aportar pureza, reflexión y sensaciones plenas (la clausura debía ser por algo parecido: la comunión con Dios, porque, dado que técnicamente es imposible (solo puede ser un solipsista monólogo), mejor en soledad.
Si además se vive acompañada de un cierto dolor mórbido, o mejor todavía, culpa, tenemos la perfecta combinación. Que se lo pregunten a los eremitas, esos ejemplos vivientes de la adicción viciosa hasta el flagelo inmisericorde.
Mucho me temo que en su formato clásico ya no deben quedar esos espléndidos ejemplares humanos; y ahora, los viciosos de la soledad adoptan fórmulas y modos desoladoramente triviales y alienantes, pueriles la mayoría de las veces, delante de una pantalla cualquiera ¡¡¡qué tiempos!!!
La Fotografía: Analógica, como el título indica. Cuando realizaba este tipo de fotografías (en realidad siempre he fotografiado así, en soledad, salvo en los viajes con Naty), las pergeñaba en sitios abandonados, tenebrosos y urdía pequeños escenarios en claroscuro siempre; luego revelaba a oscuras, solo, claro; y después, por la tarde, ordenaba lo hecho por la mañana, también solo. Y, así un día y otro; y un año y otro. Siempre así.