Manuel Alonso Reguilón. Amigo, escultor y otras muchas cosas…

© 1982 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
1982
Localizacion
Aranjuez (Madrid)
Referencia
7323
© 1982 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
1982
Localizacion
Aranjuez (Madrid)
Fecha de diario
2014-12-19
Referencia
7319

«Nuestra auténtica autobiografía, lo que alimenta nuestra identidad y nos mantiene vivos, es nuestro mito». Rafael Argullol
Surgió, como no podía ser de otro modo, la complicada relación con el paso del tiempo, ahora que somos tan mayores, y, por supuesto, nuestras respectivas relaciones con el hecho de hacer y con lo que se supone que es hacer arte (en su caso) y lo que tan solo es entregarse a juegos recreativos de dudoso sentido e inteligencia (en el mío). Con Manuel es muy fácil y natural entrar en la sardónica dialéctica sobre la inutilidad del hecho artístico, y no es porque no creamos en el arte; no que va, sino más bien porque ambos cogimos un dorsal para participar en esa carrera y no hemos conseguido llegar a ninguna meta perdurable en la historia. Ah, y en ese mundo ni basta ni lo único importante es solo participar. Manuel lo hizo valientemente, con denuedo, ganas y talento y ha conseguido hacer muchas obras importantes, pero no le ha acompañado la suerte del mercado y además se le olvidó contratar a un eficaz y bien relacionado jefe de prensa. Pero él no tiene por qué afligirse, que no lo hace, por supuesto, porque como afirma Giorgio Agamben: «El genio es justo, pues, lo contrario del éxito». Mi caso no ha sido ese, a mí siempre me faltó inteligencia creativa pero no instinto y, sabiendo que sería un estrepitoso perdedor, ni siquiera me tomé la molestia de acercarme a la línea de salida. Devolví el dorsal. Ambos nos quedáremos, me temo, sin leyenda…

© 1982 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
1982
Localizacion
Aranjuez (Madrid)
Referencia
7330
© 1982 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
1982
Localizacion
Aranjuez (Madrid)
Fecha de diario
2014-12-15
Referencia
7329

«Todo lo que ha sobrevivido ha alterado poco a poco su recuerdo porque su presencia real es incompatible con la memoria, pero lo que hemos perdido en el camino sigue congelado en el instante de su desaparición ocupando su lugar en el pasado». Alberto Méndez
Lo desconcertante y maravilloso de los momentos que tenía reservados para la mañana del dieciséis de octubre es que lo que permanecía en la memoria, congelado, se vería convulsamente alterado por una presencia real; luego ya no serían solo memoria ni tampoco realidad, por estar tan brumosamente contaminada por lo que hasta hacía un momento eran tan solo afectuosos y melancólicos recuerdos. No entendía bien lo que sucedía. Pensaba: -dentro de exactamente cuatro horas estaré frente a la puerta de su casa y me sentiré terriblemente nervioso, pero confiado-. En los últimos años he vivido algunas experiencias parecidas y han resultado decepcionantes, sencillamente porque la vida no había hecho nada en especial con esas gentes de las que hacía tiempo no sabía. Seguían como antes o tal vez peor y eso resultó desolador: los tontos seguían tontos; los listos, listos; y los que nada de nada, pues así, nada de nada. Y yo también, igual a mí mismo. Pensaba: -en esos casos no debí intentarlo porque aunque no confío en las gentes le tengo mucha fe a los efectos del paso del tiempo, siempre sueño que obre milagros-.¡¡¡qué inmensa e ingenua bobada!!! Pensaba: -no debes preocuparte, porque Manuel y Tete no te defraudarán, seguirán siendo personas grandes y estimables, dignas de todo el respeto y cariño del mundo-. Sí, de eso estaba seguro porque era imposible que se hubieran abandonado, estaban constituidos por sustancias nobles e incorruptibles…
P.S. Por qué aparezco yo en esta fotografía que hice de esta escultura de Manuel en una exposición de 1982? No tengo ni idea, pero al verme (sí, creo que soy yo) me he asustado un poco porque no es lógica, más bien es como una aparición paranormal.

© 1982 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
1982
Localizacion
Aranjuez (Madrid)
Fecha de diario
2014-12-20
Referencia
7322

…Tanto Manolo como yo somos unos resistentes, tipos duros porque nunca nos rendimos, pero blandos hacia fuera; sólo que ahora, a estas alturas de nuestra vejez, sin esperar ya nada de nadie, seguimos y seguimos alimentando nuestro días con sueños imposibles: el de la realización de la obra ideal, perfecta, esa que nos defina y redima de todas las torturas sentidas y vividas; sí, esa que no se sabrá nunca si la hemos conseguido, sencillamente porque nadie se va a tomar la molestia de averiguarlo. Pero no somos tan ingenuos, porque ambos dormimos con una íntima e intransferible satisfacción que nos hace orgullosos, a pesar de todo, por lo que hemos hecho y todavía hacemos. A fin de cuentas nuestras «obras» nos redimen: nos condenan pero también nos salvan porque a través de ellas nos perfilamos y resistimos a la muerte cotidiana. Ya lo dice Manuel: «Todas las obras tienen la soberbia del objeto único». En ambos se da, además, una curiosa coincidencia: la última exposición la hicimos en 1987, y ya no haremos ninguna otra nunca, me parece, y todo, en nuestra relación con el mundo, aparentemente, terminó hace bastante tiempo. En fin, Manolo, si lees esto espero que no te sientas incómodamente acompañado, porque ya sé que tu obra es infinitamente más importante que la mía. Yo solo relleno mis días con actividades recreativas (no, no es falsa modestia, sé muy bien lo que me digo). Creo que voy a ir terminando estas atribuladas disquisiciones sobre arte, que ya me quedan largas, con una cita de un autor reciente y afortunadamente encontrado Emmanuel Carrere que, paradójica y positivamente, algo tiene que ver con todo lo que vengo diciendo:  «Como un artista que aunque sepa bien que su carrera no ha terminado, que hay que continuar, que no hay nada afianzado, sabe al mismo tiempo que tiene en su haber una obra, al menos una, que hace que, a pesar de todo, pueda dormir tranquilo, que el porvenir será el que sea, pero que para él ya se ha jugado la partida y la ha ganado.»

© 1983 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
1983
Localizacion
Ciruelos (España)
Copiado máximo en soporte baritado
2
Fecha de diario
2014-10-28
Referencia
5120

Ocho de octubre, trece treinta horas. Suena el teléfono de mi casa y no lo descuelgo (no suelo hacerlo). Al rato compruebo que hay un mensaje en el que un antiguo amigo, de lejos, muy lejos ahora (los amigos cambian con el tiempo, los que fueron se perdieron y los nuevos, a partir de un cierto momento, ya no llegan). En su mensaje tranquilo me dice que le gustaría hablar conmigo. Era Manuel Alonso, escultor, pintor y hombre de teatro al que no he visto ni hablado desde hace veintitrés años. Fuimos amigos a principios de los ochenta y luego nuestro tiempo común se desvaneció. Me apresuré a devolverle llamada porque a él y a su familia los frecuenté y aprecié mucho. Durante todos estos años he seguido acordándome de ellos, sin embargo, la desidia, la mía por supuesto, ha hecho que no los buscara. El motivo de la llamada de Manuel era para informarme de que había puesto en funcionamiento una página web, a.reguilón.com, con sus trabajos de escultura y pintura y que había utilizado un retrato que le hice en 1982. También unos textos (no recuerdo que hiciera ningún texto para él). Es curioso, los leí y me sobresalté al ver mi firma al pie. No recuerdo en absoluto haber escrito estas líneas:
«Hay miles de martillazos que dar. Cuando a Manuel le asalta la angustiosa percepción del tiempo, su expresión se torna en un oliváceo ensimismamiento poblado de formas inalcanzables. Él las posee y esa es su condenación. Su tremendo poder aprisionado por las titánicas limitaciones del tiempo. Su equilibrio está en peligro. Un vasto espacio sembrado con multitud de formas sin tiempo, le rompe los hombros y le apaga la mirada. De esta forma: de esta pugna, surgen sus esculturas…como martillazos al tiempo».
«ascendiendo desde abajo podemos conseguir un oscuro equilibrio entre la nada y el error…aunque la cima que se alcanza puede estar coronada de belleza e inquietud…»
Pepe Fuentes (Toledo-1982)
No, no creo que yo escribiera esto, lo debí copiar de alguna parte, aunque esa nunca ha sido mi forma de hacer y tampoco de escribir, pero es que no lo recuerdo en absoluto.
El caso es que la conversación que mantuve con Manolo y Tete, su mujer, me alegró el día y hoy, el siguiente, todavía sigo muy contento y con ganas de ir a darles un abrazo. Viven en un pueblo cercano, solo a cuarenta kilómetros, e iré encantado; al menos en eso quedamos. La fotografía: maqueta de una de las grandes esculturas que Manolo hacía en hierro en aquellos años.      

Qué esperan los visitantes de los artistas: que se atrevan a emocionarles y divertirles…

…No miran a nadie, los galeristas, solo a sí mismos o a su ordenador…

Los hombres desvalidos no tienen dónde ir…ni quien los escuche…

"La misión del arte no es copiar la naturaleza, sino expresarla" Honoré de Balzac

"Mire usted, todo el arte se ha convertido en un juego con el que el hombre se distrae…". Francis Bacon

"A veces pienso que una escultura conserva su interés para mi cuando permanece extraña…" Juan Muñoz