“No está en el tiempo sucesivo / sino en los reinos espectrales de la memoria”. Jorge Luis Borges
…El complejo militar era muy extenso y ahora un tanto desdibujado en relación a lo que debió ser. Gran parte del recinto era inaccesible porque aún está activo. En el entorno había muchos bloques de viviendas que en otro momento debieron acoger a las compañías militares. No fue fácil orientarse para llegar a los pocos restos que pueden visitarse ahora, después de tantas devastaciones y derrotas. Pasamos unas horas allí, entusiasmados con lo que veíamos. En cuanto a lo mío, lo que no supe en ese momento es que parte del desastre con la jodida película defectuosa tendría lugar allí, en Modlin. Hice bastante toma, con ganas y pienso que de interés, que he tenido que tirar. A media tarde volvimos a Varsovia…
DIGRESIÓN CUATRO. Plemya (TheTribe). Ucrania (2014). Guión y dirección: Miroslav Slaboshpitsky. Intérpretes: Grigory Fesenko, Yana Novikova, Rosa Babiy, Alexander Dsiadevich, Yaroslav Biletskiy, Ivan Tishko. No hay diálogos y tampoco subtítulos. Solo gestos, agresivos y casi grotescos por estar configurados por una extrema violencia. Los protagonistas son adolescentes y sordomudos, confinados en una especie de residencia, antesala de la más desoladora marginalidad. Resulta escalofriante la contundencia dramática con la que se expresan esos chicos y el desolador silencio que les rodea. No son solo las desgracias que soportan, en gran parte por sus circunstancias y desesperación, sino las que provocan por su propia naturaleza maligna y salvaje. Esos desdichados comportamientos les ocasionan mucho daño que a su vez lanzan sobre los que tienen a su alrededor. Es difícil de soportar la visión de esta tenebrosa historia que cuenta creíblemente las inexorables desgracias de unas vidas abocadas a vivir y morir trágicamente. Sin solución. Los cinco últimos minutos, donde entran en juego unas desvencijadas mesillas de unos dormitorios, duelen hasta tener que cerrar los ojos.
BREVE ANOTACIÓN AUTOBIOGRÁFICA II: Últimamente, y son ya algunos meses, tres días a la semana los paso en el «cuarto oscuro», realizando copias. El hecho de hacerlo, aunque sea costoso y un poco absurdo ya que no las destino a nada en especial (son copias sin misión en el mundo), tiene el valor de ayudarme a percibir y evaluar la toma que realizo. Fotografío a impulsos instintivos y generalmente irracionales. Esta es una de las fotografías copiadas. Puedo asegurar que lo que se ve en la reproducción virtual poco o casi nada tiene que ver con la copia de laboratorio obtenida; luego, vivir la experiencia del «cuarto» y palpar y oler la copia en papel baritado sigue teniendo sentido para mí.
Como dije el primer día de este mes, el tres de Mayo lucía el sol sobre La Mancha. Decidí acercarme a uno de sus bordes. Eso hice. En Alcázar de San Juan giré a la derecha según iba, luego avancé quince kilómetros más, torcí a la izquierda y me adentré por un camino. Avancé kilómetro y medio y me paré. Eran las diez de la mañana. Un pequeño caserío abandonado era el escenario en el que había pensado. Fotografié. Sólo fue una especie de resumen de texturas, líneas y asimetrías ruinosas. Todo realizado con mi vieja cámara pequeña: las fotografías de estos cuatro días y la de mañana…