No le alcanzaba la vista al hombre blanquinegro…

© 2012 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2012
Localizacion
Toledo (España)
Fecha de diario
2013-04-11
Referencia
6180

…La soledad, claro, quizá la clave sea sólo eso, soportar airosamente la soledad. Nada menos. Porque, sí, soledad, y qué. A fin de cuentas esa puede ser una prueba concluyente o definitiva, el sí o el no de todo. Los que han eludido la soledad subidos al reconocimiento o el éxito, cómo pueden estar seguros de que lo que hacen no es una búsqueda inconsciente o tal vez desesperada de la continuidad del eco del aplauso anterior? Otra vez Verdú: ¿cómo sería posible crear sin sentirse libre? Y ¿cómo podría sentirse libre aquel que, en vez de ser autónomo (autodidacta, independiente), se siente un soldado y soldado, por tanto, al pelotón?

© 2012 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2012
Localizacion
Toledo (España)
Fecha de diario
2016-03-05
Referencia
6179

DIGRESIÓN CINCO. En duva sattpå en gren och funderade på tillvaron (A Pigeon Saton a Branch Reflectingon Existence) Una paloma se posó en una rama a reflexionar sobre la existencia. Suecia (2014). Guión y dirección: Roy Andersson. Fotografía: István Borbás, Gergely Pálos. Intérpretes: Holger Anderson, Charlotta Larsson, Viktor Gyllenberg, Lotti Törnros, NJinas Gerholm, Ola Stensson, Oscar Saalomonsson, Roger Olsen Likvern. La película comienza con tres encuentros con la muerte. Fríos, estáticos, inquietantes. La belleza surreal de los tres escenarios y de las tres actuaciones se te quedan enganchados en el ánimo hasta la inquietud. Luego, dieciséis situaciones o estampas más en las que los personajes se afanan en hacer posible la vida, la suya. Pero su condición fatídicamente humana hace que el empeño sea imposible, a pesar de que algunos de los personajes dicen a interlocutores invisibles: -me alegro de que todo te vaya bien-. Pero no, nada va bien. Las teatrales escenas en las que se desarrolla -las reflexiones de la paloma- son de una desasosegante belleza.
-Una peluquería: -el peluquero vestido de peluquero (chaqueta blanca, pantalón gris y tijeras en la mano) dice, estático frente a la cámara: «Buenos días, puede que algunos no me conozcan. Soy capitán de navío. Mejor dicho, lo era. De hecho capitanee uno de nuestros mayores ferrys durante quince años. Pero ya no. Ahora no puedo. Tuve que dejarlo porque me mareaba cada vez que salíamos del puerto. Empecé a marearme en el mar. Y ahora estoy aquí. Mi cuñado está enfermo y esta es su peluquería. He prometido ayudarle hasta que se sienta algo mejor, que lo intentaría al menos. Aprendí a cortar el pelo cuando hice la mili. Fue hace mucho, pero de algo me acuerdo. Al menos, lo intentaré. Me esforzaré al máximo. Qué más puede hacer uno». Suena el teléfono y el peluquero se da la vuelta para cogerlo. El único cliente que esperaba aprovecha para huir».
Otra: El rey Carlos XII pierde una batalla contra los rusos. Maltrecho, de vuelta a la patria, entra en un bar a descansar.
-Los principales protagonistas son dos pasmados vendedores de artículos de broma para –ayudar a que la gente se lo pase bien-, que se mueven torpemente, como si fueran zombiés, y que apenas venden nada, y lo poco que venden no se lo pagan (ellos tampoco pagan a sus proveedores). A nadie interesan sus tres productos estrella: dientes de vampiro extra largos, bolsa de la risa y una máscara con gorro a la que llaman -el tío del diente-. Una de sus conversaciones imposibles en la que uno de ellos llora, apoyada la cabeza en una mesa con la máscara del -tío del diente- sobre la frente. Entra el compañero y dice: Qué haces? Escucho una canción. Es preciosa, pero también es horrible. ¿Qué tiene que horrible?  Lo que dice al final: se va al cielo a reunirse con sus padres. Es horrible. Y por qué la escuchas. No puedo remediarlo. Lo intento, pero no puedo. Ve a visitar al médico. No es normal. Empiezas a preocuparme. Y a mí, contesta el que lloriquea. Entre un tercero y pregunta: qué te preocupa? Volver a encontrarme con mis padres. Mis padres era muy buena gente pero no quiero encontrármelos en el cielo».
Todas las acciones y diálogos se desarrollan en escenarios alucinantes, oníricos, con una inquietante iluminación fría, desangelada, perfecta. Otro momento de una sutil comicidad: -En  una especie de kiosco de bebidas inaudito hay tres mesas ocupadas cada una por un cliente. Aparece una chica con unas bolsas en la mano que se para frente al kiosco,  se quita un zapato y lo sacude. A continuación se lo pone y continúa su camino. «Dice uno de los clientes: Tenía una piedra en el zapato. Sí, ya  lo he visto, contesta el otro. Ha sido bonito dice el primero. Qué tiene de bonito una piedra en el zapato?  Sí, cuando te la has quitado, responde»…

© 2012 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2012
Localizacion
Toledo (España)
Fecha de diario
2016-03-04
Referencia
6178

DIGRESIÓN CUATRO. Du levande (You, the Living) La comedia de la vida, Suecia (2007).Guión y dirección: Roy Andersson. Fotografía: Benny Andersson. Intérpretes: Jessika Lundberg, Elisabeth Helander, Björn Englund, Leif Larsson. Lo primero, una cita, sobre fondo negro: «Apresúrate a gozar, tú que estás vivo, en tu cálido lecho, antes de que el gélido Leteo acaricie tu pie desnudo». Johann Wolfgang von Goethe. Luego, de mi cosecha, una del propio Roy Andersson: «El plano general permite ver la condición y el valor del ser humano, le muestra en su entorno. Un primer plano no está conectado al mundo, no es nada, es abstracto. El espacio que rodea a un ser humano dice más sobre él que su rostro. Buñuel sabía mucho de esto». Oportunas y precisas sabiendo la cascada de imágenes y situaciones asombrosas e inquietantes que se suceden a continuación:
Primera imagen de la película: -una calle y un gran ventanal de una cocina de restaurante (parece) y cinco cocineros junto a un maitre mirando a través de una cristalera. Por la calle, frente a ellos, pasa un anciano con un andador arrastrando a un perro boca arriba atado a una de sus patas. A continuación: un hombre durmiendo en un tresillo, vuelto de espaldas, frente a una ventana con  edificios irreales al fondo. Una aguada de Don Quijote y Sancho, bajo el sol, en blanco y negro, sobre el tresillo (metáfora visual absolutamente reveladora). Se despierta abruptamente, se incorpora como impulsado por un resorte y, sentado en el sillón, dice haber soñado con que se acercaban bombarderos.
-Una pareja de desastrados y desdeñosos punkies, ambos gordos y engañosamente jóvenes, discuten en un parque, o más bien es ella la que le increpa a él, que, sentado y asustado, sostiene la correa de Bobbo, un perro atontado que dormita en el suelo. Dice ella: -Desaparece. Puedes irte de aquí- Él: -y Bobbo, es tu perro-  Ella: -Los dos. Marchaos los dos. Él: -no eres muy amable-. Ella: -nadie me entiende. Él: -pero de qué coño estás hablando-. Ella: -nadie me entiende. Nadie me quiere. Nadie, sabes que es cierto. Todo es una puta mentira. Él: -yo te quiero- Ella: -nadie. Él (que se ha levantado del banco y se dispone a  marcharse con el perro medio dormido:  -Bobbo te quiere- Ella: -él también miente. Largaos los dos. Sería mejor si yo no existiera, así no tendrías que sentirte culpable-. Él: -eso sí que me pone triste. Crees que quiero que mueras, eso no serviría de nada. En la vida hay que darlo todo. Al menos, intentarlo. Hay muchas cosas divertidas. Ayer lo pasamos bien-. Ella: -pero eso fue ayer. Si tuviera una moto me iría lejos. Ahora mismo. Quisiera tener una moto, me haría sentir de puta madre. Una con la que volar como el diablo, así me iría de esta ciudad. Pero para eso hay que tener carnet y dinero. Y no tengo ninguna de las dos cosas. Y eso me jode mogollón. Alguna vez se cumplen los sueños; los míos, jamás. Y yo aquí sentada en el parque con lo grande que es el mundo. Qué guay. Y qué feo es todo esto. Quisiera tener una moto ¡¡¡Me haría sentir de puta madre!!!
-Un bar de luz gélida y clientes también congelados, como suspendidos en la inconsciencia, como en un sueño que se parece demasiado a una pesadilla. El camarero, tocando una campana: «Tomamos los últimos pedidos. Y mañana será otro día». Todos se acercan perezosamente a la barra.
-Un numeroso grupo de gente ocupa un ascensor hasta que se llena. Se acerca un hombre mayor apresurado, con gabardina y una cartera, e intenta entrar, pero no queda sitio. Se dirige a la escalera y comienza a subir penosamente. Resulta ser un médico que entra en su consulta. Se quita la gabardina y la chaqueta y las tira descuidadamente en un sillón. Se pone la bata blanca y, muy rígido, frente a la cámara, dice: -Soy psiquiatra. Lo soy desde hace veintisiete años. Estoy totalmente exhausto. Año tras año escuchando pacientes insatisfechos con sus vidas, que quieren divertirse, que quieren que los ayude. Eso deja exhausto, se lo aseguro. Mi vida tampoco es muy divertida. La gente pide demasiado. Esa es mi conclusión:  son egoístas, interesados y poco generosos. Bueno, quiero ser honesto. Quiero decir que son malos. Sin más. La mayoría. Dedicar horas y horas de terapia para hacer feliz a alguien malo, no tiene sentido. No se puede. Ya no lo hago más. Ahora sólo recetó píldoras. Cuanto más fuertes mejor, así son las cosas-.
Finalmente los bombarderos llegan inexorablemente, en perfecta formación de combate, majestuosos y amenazantes. Parsimoniosamente trágicos. Abajo, la ciudad se extiende, paralizada y bella, en torno a un río parado.       

© 2012 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2012
Localizacion
Toledo (España)
Fecha de diario
2013-04-10
Referencia
6181

…Está suficientemente claro, me parece, que estos últimos días estoy hablando de suficiencia o autodidactismo, en un sentido que va un poco más allá del concepto académico, «instruirse con medios propios», porque de lo que pretendo hablar es de retroalimentarse y reafirmarse con lo que uno hace. Para ello es necesario una cierta capacidad negociadora y exigente con uno mismo, sin autocomplacencia, pero tampoco con una excesiva exigencia que resulte estéril, frustrante. Quizá será necesario echar mano, una vez más, al recurso de la inteligencia como ingrediente imprescindible. Vicente Verdú, otra vez: «El artista, y tanto más cuanto más autodidacta es, no puede saber con certeza el valor de lo que hace. Llega a saber si aquello vale o no según su propio gusto pero el paladar general es, a menudo, aplastante y devuelve pronto a la soledad»…

Indagación sobre el fracaso…

"Se tenga suerte o no, deja huella el afán". W.B. Yeats

El hombre que ya había terminado con su trabajo…"De nada sirve estar vivo mientras se está trabajando". André Breton

Miscelánea: "El hombre, cuando no se lamenta, casi no existe". Antonio Porchia

Vanos intentos de encontrar sentido al futuro…

Desoladoras memorias escolares…