“Tal vez lo que ocurrió no deba ser comprendido, en la medida en que comprender es casi justificar”. Primo Levi
…«Éramos cuarenta y cinco personas en un vagón muy pequeño, apenas había espacio, como mucho podíamos sentarnos, pero era imposible tumbarse; había una joven madre que daba el pecho a su bebé. Nos habían dicho que podíamos llevar comida, pero, estúpidamente, no llevamos agua o quizás un poco, por lo demás nadie nos lo había dicho y pensábamos que conseguiríamos agua en algún lugar. A pesar de que era invierno, padecimos una sed aterradora; aquella fue verdaderamente la primera experiencia de una tortura, la tortura de la sed durante cinco días. Le recuerdo que estábamos en invierno, el aliento se nos congelaba, y el que podía soplaba sobre los pernos del vagón e intentaba raspar la escarcha blanca -llena del óxido de los pernos-, raspabas aquello para conseguir recoger unas pocas gotas de agua y mojarte los labios. Y el bebé chillaba de la mañana a la noche y durante toda la noche porque su madre se había quedado sin leche.»
«Los vagones eran doce, y nosotros seiscientos cincuenta; en mi vagón éramos solo cuarenta y cinco, pero era un vagón pequeño. Vagones de mercancías, cerrados desde el exterior, y dentro hombres, mujeres, niños, comprimidos sin piedad, como mercancías en docenas, en un viaje hacia la nada, en un viaje hacia allá abajo, hacia el fondo. Esta vez, dentro íbamos nosotros.»
«Era el final de cinco días de viaje calamitoso, durante el cual varias personas habían muerto en el vagón, era la llegada a un lugar del que no comprendíamos la lengua y todavía menos su razón de ser.»
«En aquel escenario siniestro, en plena noche, bajo los focos, con toda esa gente que gritaba -gritaban como nunca se ha oído gritar, gritaban órdenes que no comprendíamos-, bajamos de los vagones y nos pusimos en fila, nos hicieron poner en fila. Delante de nosotros había un suboficial y un oficial -después supe que era médico, pero al principio no lo sabíamos-, y preguntaban a cada uno si podía trabajar o no. Me dirigí a mi vecino, era un amigo, un muchacho de Padua mayor que yo y en mal estado de salud, y le dije: yo pienso decir que puedo trabajar. Y él me contestó: haz lo que quieras, a mí me da igual. Ya había abandonado toda esperanza. De hecho, se declaró incapacitado y no entró en el campo. No volví a verle nunca más, como a ninguno de los otros, por lo demás.»
«En menos de diez minutos todos los que éramos hombres útiles estuvimos reunidos en un grupo. Lo que fue de los demás, de las mujeres, de los niños, de los viejos, no pudimos saberlo ni entonces ni después: la noche se los tragó, pura y simplemente. Hoy sabemos que con aquella selección rápida y sumaria se había decidido de todos y cada uno de nosotros si podía o no trabajar útilmente para el Reich; sabemos que en los campos de Buna-Monowitz y Birkenau no entraron, de nuestro convoy, más que noventa y siete hombres y veintinueve mujeres y que todos los demás, que eran más de quinientos, ninguno estaba vivo dos días más tarde.» Primo Levi
CUENTECITO TRISTE Y FURIOSO SOBRE POLITICA V (o la absurda y lamentable deconstrucción de un país, el mío: España). La ridícula y aberrante involución del nacionalismo fascistoide de una parte del país, me provoca un inmenso rechazo y escándalo, pero no solo por la esencia misma de sus actos sino, también, por matices que no son menores por ser insultos a la inteligencia y a la estética. Resulta vergonzoso ver a esa pobre “pandillita” de individuos, siempre juntos y siempre patéticos, componiendo postalitas solemnemente combativas. Mal vestidos, feos hasta el vómito e incapaces de algo tan sencillo y natural como presentarse públicamente con un mínimo de decoro, estilo, elegancia. Solo entienden de puestas en escena gregarias y horteras. Esas gentes, que siempre han presumido de sensatez y buen estilo (seny, dicen ellos), se están comportando como lerdos e iletrados, vulgares y desaseados hasta la arcada. Me pregunto cómo es posible, por ejemplo, que a ese supuesto “líder”, ese tal Junqueras, una especie de ordinaria, inelegante y tosca bola de grasa (habrá que revisar y actualizar las teorías sobre el eslabón perdido), le sigan millones de personas. La explicación es sencilla, los de la misma clase se reconocen y se juntan. Los iguales se buscan y encuentran.
Fotografía: Auschwitz, sí, porque el alma es la misma, la de aquellos y la de estos. Pero, lo que no es lo mismo, es la estética; al menos los nazis cuidaron la suya. Era indudable que tenían un impecable y coherente estilo propio. Estos no, ni eso han sido capaces de crear. Ni estética ni ética…
CUENTECITO TRISTE Y FURIOSO SOBRE POLITICA VI (o la absurda y lamentable deconstrucción de un país, el mío: España). Otro de los matices de esta lamentable situación es que nos han expulsado de nuestra confortable y quizá no bien ganada inocencia, a una lamentable pérdida de la ingenuidad. Nos han violado y han despertado en nosotros el desesperado instinto de la autodefensa. No, no me siento cómodo como ciudadano pasivo pero ocupado en el seguimiento de los acontecimientos y alineándome con una sensación de impotencia y pérdida irreversible. Sí, porque tengo el derecho, todos lo tenemos, ya que hemos confiado en una democracia representativa, de que se cumplan las reglas del juego. Si no, para qué queremos un costosísimo y ahora indolente y probablemente prevaricador estado. Esa gentuza, los insurrectos, por la sola consecuencia de su inseguridad individual y, probablemente, vacío existencial, o quizá por sus deficientes recursos culturales, su patético y primario impulso pandillero, nos están removiendo nuestros difíciles equilibrios. Pobres, tan ignorantes que no saben que el día siguiente de conseguir su escaso botín tendrán que enfrentarse a sus vidas reales, sin épica ya, y que los poderosos, esos a los que ellos habrán aupado al poder, les darán una olímpica patada en su culo de pringados y tontos útiles, ensoberbecidos por una antipática y estúpida causa. Se sentirán hondamente decepcionados pero, toda la decepción y crujir de dientes será poco para ellos, porque han elegido un populismo que solo puede acabar en la dictadura que indefectiblemente sufrirán. Lo más lamentable es el sufrimiento que tendrán que soportar los que no son de los suyos porque serán perseguidos con saña y crueldad. “Las naciones hacen su camino con los errores sublimes y lo terminan con las verdades áridas”. Cioran
Fotografía: Auschwitz, sí, porque los que crearon ese infierno tenían el mismo sustrato cultural y espiritual que estos toscos e intransigentes seres. Como aquellos, ahora, en Cataluña, hay camisas pardas que señalan a los que visten otras camisas y otros colores…
CUENTECITO TRISTE Y FURIOSO SOBRE POLITICA IV (o la absurda y lamentable deconstrucción de un país, el mío: España). Nunca he sido un patriota activo, ni mucho menos, y así creo que somos los españoles en general. Sin embargo, sí somos un pueblo suicida, capaces de atacarnos incansablemente entre nosotros sin fin ni propósito, solo porque estamos abocados a ello por una especie de síndrome autoinmune. Soy y me siento español, aunque no nacionalista, porque no creo que seamos superiores a nadie, pero sí me siento enraizado en mi lengua, cultura e historia, como no puede ser de otro modo, pero también en Europa o en el resto del mundo. Estoy contento con mis raíces, sí, con el territorio donde he nacido y orgulloso de todo lo que hemos hecho juntos a lo largo de siglos, que ha sido de una altura y grandeza como ningún otro pueblo occidental, con la excepción, quizá, de los romanos. Desde hace tiempo, y especialmente desde que afloraron de modo insoportable los estúpidos nacionalismos, y especialmente ahora, con una galopante e imparable insurrección por parte de una especie de jauría humana enloquecida, un klu klux klan incendiario con un instinto destructivo irracional e imparable, mi malestar, reacción y desasosiego es creciente.
Fotografía: Auschwitz, sí, porque aquel infierno fue la materialización de un espíritu supremacista, justamente el que impera ahora en esa minúscula y estúpida región…
BREVE DIARIO (de incierta e intermitente duración) DE UNA PANDEMIA UNIVERSAL CONTEMPORÁNEA X
Un artículo del diario El Mundo, bajo el título: “Los médicos elegirán a quién ingresar en la UCI según su esperanza de vida”. Leído así, a bote pronto, extraña y asusta. Luego, y aun siendo escandaloso y de muy dudoso valor ético, lo relativizas porque piensas que ¿cómo te va a tocar a ti? Es justamente lo que hizo el acomodado pueblo alemán en los años treinta. Dice más el artículo: “Un plan elaborado por intensivistas e internistas establece los criterios para decidir si se ingresa a un paciente o no en caso de falta de camas de Cuidados Intensivos. Se valorará el ingreso de personas con -expectativas de vida de menos de dos años-”. Puedo entenderlo en caso de personas claramente desahuciadas (hasta cierto punto) pero ¿descartarán la posibilidad milagrera en una sociedad tan confesional como la nuestra? Y, ¿qué harán con los condenados, los volcarán amontonados en un moridero? Sigue pareciéndome de muy dudosa pulcritud moral. Uno de los criterios o valores, dicen, es el siguiente: “Admitir un ingreso puede implicar denegar otro a otra persona que puede beneficiarse más, de forma que hay que evitar el criterio primero en llegar, primero en ingresar”, o, “…las personas con más posibilidades de sobrevivir deben tener prioridad para ser ingresadas en las unidades de cuidados intensivos”. Todo esto, no lo dicen unos infantilizados integristas partidarios de la solución final sino, nada menos, que un «Grupo de Trabajo de Bioética de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (Semicyuc) y cuyo contenido han consensuado con la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI): en suma, las sociedades médicas que representan a internistas e intensivistas, dos de los especialistas que están en primera línea de combate en la lucha contra la infección. Y, para terminar, en el colmo de la alteración de los valores morales y políticos con los que más o menos nos hemos venido manejando las sociedades desarrolladas occidentales hasta ahora, el artículo dice: “…incluso tener en cuenta algo tan etéreo como -el valor social de la persona-”. Estamos a un paso de la depuración de la raza: que sobrevivan los mejores y más fuertes (superioridad aria o algo así). Qué repugnancia moral, por muy pragmático que pueda parecer. Se rompe el statu quo occidental de que todos somos iguales ante la ley, independientemente de las circunstancias personales (relevancia social). También los nazis discriminaban y mataban en aras de sus ideales. En este caso ni siquiera ideales, tan solo sería por una prosaica plaza hospitalaria. No se puede decir que como civilización hayamos progresado mucho. Yo estoy arreglado, como me contagie me ingresan, pero en un horno crematorio para así eliminar el lamentable error de que siga viviendo un ser de tan poca significación e importancia social. Ni siquiera disimulan, que más les da, si se creen en poder de la verdad logística, la única importante en estos tiempos. Yo pertenezco a los perdedores, a los candidatos a morir (por falta de camas y respiradores y porque soy un prescindible viejo sin ningún valor: daños colaterales sin demasiada importancia, lo llamarían); pero mi miedo no entiende de esa implacable y repugnante lógica. Por mí, esos servidores del bien común e infalibles jueces de la vida y la muerte se pueden ir al puto infierno.
CUENTECITO TRISTE Y FURIOSO SOBRE POLITICA IV (o la absurda y lamentable deconstrucción de un país, el mío: España). Pero no es solamente lamentable que unos sucios paletos nos estén atropellado inclemente y fanáticamente, no, no es solamente eso, sino que la respuesta por parte del gobierno central, responsable de velar por el orden, integridad y convivencia en paz de los habitantes del país, no existe. Sobre el gobierno central se pronuncia en una entrevista Gabriel Albiac: “…Si perseveran en esa ignorancia, tienen la batalla perdida. Si no se enteran de una maldita vez de que la representación, en los inicios del siglo XXI, es la representación imaginaria, que todo sucede primero en la escena y luego produce realidad, al contrario de lo que pasaba en el siglo XIX, por supuesto, mientras no entiendan que eso ha mutado, su destino es ser machacados”. El estado democrático que hemos sostenido durante cuarenta años se ha rendido a las hordas destructoras por lamentable ignorancia y cobardía. Esa pasividad traerá la inexorable victoria de los “bárbaros” y nos abocará a tener que reconstruir nuestra casa, a tener que crear una nueva constitución porque la habrán destruido, lo que conllevará la aniquilación de todas aquellas instituciones creadas trabajosamente a lo largo de décadas. “¿Por qué esta inacción en el Senado?/¿Por qué están ahí sentados sin legislar los Senadores?/Porque hoy llegan los bárbaros./¿Qué leyes van a hacer los Senadores?/Ya legislarán, cuando lleguen, los bárbaros…” Constantino Cavafis. Los melifluos y pusilánimes políticos en los que hemos delegado nuestra supervivencia están acobardados, igual que lo estuvo Chamberlain con Hitler, que se avino a las exigencias de aquel monstruoso y pequeño dictador. Churchill dijo sobre su lamentable actuación «A nuestra patria se le ofreció optar entre la humillación y la guerra. Aceptamos la humillación y ahora tendremos la guerra«. Nosotros aceptaremos la humillación, sin el ya último recurso de la guerra. Ahora no se guerrea, ahora solo son políticamente aceptables las incondicionales rendiciones. Sí, porque ganarán ellos, sin duda. Hace bastantes años ya (en torno a quince) le dije a un amigo que viviría para ver la independencia catalana. Mi amigo me dijo que no, que esas gentes solo querían comerciar con nosotros, a lo que le contesté que no, que la diferencia fundamental radicaba en que ellos tenían un propósito y nosotros no, y por eso ganarían, luego se crearían nuevas y odiosas fronteras. Lo dice Mariano Aguirre en su espectáculo En el orden de Ulises, sobre este conflicto: “A Troya no le sostienen sus músculos y tendones, no, sino nuestra debilidad. Troya vive de nuestra debilidad, no de su fuerza”, como la de Chamberlain.
Fotografía: Auschwitz, sí, porque también los nazis, en su estrategia fatal de la primera parte de la década de los años treinta, pretendieron conquistar el poder mediante cauces e invocaciones democráticas, fue el primer recurso elegido por Hitler, hasta que comenzó a perder elecciones y se decidió por otros medios más expeditivos. Exactamente lo que está ocurriendo en esa desoladora y deficiente “nación” (hablo de la inteligencia de sus radicalizados pobladores).