DIGRESIÓN UNA: Retomo a uno de mis autores de referencia, Enrique Vila Matas, con su última obra: Kassel no invita a la lógica. Me gustan mucho las cosas de Vila Matas, siempre me han gustado. Luego no podía pasar por alto una obra que dedica al arte de vanguardia (que tanto y tan poco me interesa). Esta obra, Kassel, es un gozo de la distancia corta que se hace larga, infinita; de la observación irónica y refractaria a cualquier solemnidad. Por eso me ha interesado siempre Vila Matas, porque camina por sendas por las que yo voy tropezando y cayendo; salvo en una. Lo explico: de pronto, el otro día, por una entrevista que le hacen en un periódico, en Sevilla (el escenario es significativo), descubro horrorizado que es patriota y nacionalista catalán, que es una de las cosas más tontas que se puede ser en esta vida, y no lo digo por lo de catalán (que también), sino por lo de la vertiente «nacionalista» que es el activismo político de unas querencias endogámicas e incestuosas. Para mí, que tengo la sensación de vivir en un pisito de pequeñas habitaciones que necesitan una manita de pintura, pero con unas ventanas que hicieron mis ancestros que me permiten ver y ser visto, sería una desgracia irreparable perder el juicio, enfadarme y recluirme en el trastero, sin apenas luz. Qué oscura y triste perturbación de la inteligencia, qué indeseable calamidad. Seguirá…
4 ABRIL 2014
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