5 NOVIEMBRE 2014

© 2014 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2014
Localizacion
Pantano Valdecañas, (Cáceres, España)
Fecha de diario
2014-11-05
Referencia
7345

HISTORIAS DE UN HOMBRE SIN HISTORIA. La pesca, los peces muertos y los pájaros invisibles I:
Un día de finales de Septiembre o primeros de Octubre (no me acuerdo bien) salí de «microviaje». Llegué al embalse de Valdecañas, en la provincia de Cáceres. Nada más parar emprendí una animosa exploración por la orilla del pantano en dirección oeste, cargado con la máquina, dos objetivos y trípode. Terriblemente pesada la impedimenta. También con un propósito: fotografiar piedras redondas e impregnadas por la cal del agua seca. Son, creo, volúmenes y formas muy fotográficas. Ya sabemos todos que hay objetos más fotográficos que otros, y la piedras secas lo son, me parece. Todo depende de la sensibilidad del fotógrafo o de su ausencia. Todo y nada es posible o imposible, y todo al mismo tiempo, como vengo repitiendo en este diario. El caso es que -fui y volví- (una constante en mi vida). En el camino de ida fotografié algunas piedras aunque no eran como las que buscaba, sino exactamente como las de hoy. De vuelta me crucé a una cierta distancia con unos pescadores que me hicieron un alegre gesto a modo de saludo; no les respondí. A mí los pescadores (de caña) no me parecen interesantes, sencillamente porque no los entiendo. Hay que ser casi tan raro como yo para permanecer durante horas frente al agua, con una caña en la mano, pasivos, sin que nunca pase nada y siempre subordinando la emoción a la decisión que tome un pez (animal aparentemente tonto, sin memoria, según se dice) al que ni siquiera ven. Luego lo pensé mejor y también me acordé del ensayo de Unamuno: El perfecto pescador de caña, y me dije que probablemente los pescadores y yo nos parecemos bastante: ellos con caña, pasivos y esperanzados; y yo con máquina, activo e igualmente esperanzado. No obstante, esta reflexión empática no hizo que volviera a corresponder a su saludo. Todos en lo mismo, todos artistas. Lo dice Miguel de Unamuno en su bucólico y místico ensayo: «Digo el arte de la pesca a la caña, y arte, en su más elevada acepción, lo estima Isaac Walton, porque: -el pescar a la caña es algo como la poesía, para la cual hay que nacer, quiere decir -añade-, con inclinaciones a ellas, aunque puedan luego realzarse ambas artes con discurso y práctica…»

Pepe Fuentes ·