21 DICIEMBRE 2018

© 2014 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2014
Localizacion
Konewka, Polonia
Soporte de imagen
-120 MM- ILFORD DELTA 3200
Fecha de diario
2018-12-21
Referencia
7196

DIGRESIÓN VEINTIUNA. Der Hauptmann (El Capitán). Alemania (2017). Guion y dirección: Robert Schwentke. Intérpretes: Max Hubacher, Milan Peschel, Frederick Lau, Bernd Hölscher, Waldemar Kobus, Alexander Fhling, Samuel Finzi. Espeluznante. Sobrecogedora. Una pesadilla perturbadora e incómoda. Basada en hechos reales sucedidos unas semanas antes de que acabara la segunda guerra mundial y la pesadilla nazi con ella. De una belleza cinematográfica memorable (solo hay que fijarse en el espléndido cartel). Una y otra vez, siempre, interminablemente, a lo largo de los milenios de existencia de la humanidad, cuando tenemos ocasión de ejercer nuestra infinita y despiadada crueldad lo hacemos, sin vacilar. Cuánta ferocidad asesina es capaz de ejercer un ser humano, o tal vez habría que calificar de inhumano. Una vez dicho esto, tan sabido, lo realmente difícil, prodigioso tal vez, es conseguir plasmarlo en una obra de creación sublime y que ese horror, tan repugnante e incompresible, sea causa de un placer estético convulso por conjugar la pura belleza. Esta película tiene todos los atributos posibles para ser una obra grande: desde una fotografía en blanco y negro purísima, de una textura y tonalidad insuperable, pasando por un desarrollo narrativo que no desfallece en ningún momento, todo lo contrario, crece incesantemente, hasta unas interpretaciones tan desesperadas como la propia historia. Localizaciones y escenarios perfectos, sumamente original en el planteamiento y desarrollo hasta en el momento final, donde los execrables protagonistas pasean en su coche de hazañas bélicas por una ciudad actual. Espléndida metáfora sobre la universalidad del mal, más allá de cualquier consideración espacio-tiempo. Me pregunto: ¿hasta dónde puede llegar la capacidad de manipulación del ser humano y, consecuentemente, hasta dónde la de ser manipulado y alienado? ¿hasta qué punto necesitamos líderes, pastores que nos conduzcan diariamente a rumiar nuestra incapacidad de ser libres, independientes y moralmente suficientes? No me contesto.

Pepe Fuentes ·