2 MAYO 2019

© 2019 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2019
Localizacion
La Paz, (Bolivia)
Soporte de imagen
-35 MM- ILFORD SFX. 200 (800)
Fecha de diario
2019-05-02
Referencia
9073

PEQUEÑO VIAJE A LAS TIERRAS DEL INCA
Capítulo tres: La Paz (Bolivia), seis de febrero, miércoles
I
“No sé, uno necesita de vez en cuando pensar que no todos los extraños que nos rodean son seres horribles”.  Enrique Vila Matas

Nos esperaba Carlos, el gestor de la agencia con la que teníamos contratado el viaje. Hombre de poco más de cincuenta años que enseguida se puso a nuestra disposición para ayudarnos a transportar las maletas hasta el hotel, que se encontraba a poco más de quinientos metros. El hotel resultó suficiente para nuestras necesidades. Carlos nos causó una excelente impresión, por su simpatía y ganas de agradarnos, además de parecer un hombre educado en el más amplio sentido de la palabra. Quedamos en vernos al día siguiente, a las nueve de la mañana, para visitar la ciudad. Tomamos la habitación en torno a las siete, de noche ya. Después, con ganas e interés, salimos a dar una vuelta por las inmediaciones. En la zona donde se encontraba el hotel, céntrica (Av. Illampu), había un gran mercado callejero que ocupaba una plaza y varias calles adyacentes que recorrimos despacio, procurando enterarnos de cómo funcionaba y el ambiente que se respiraba. El mercado, una multitud de pequeños puestos en las aceras donde se vendía de todo: ropa deportiva, ropa interior, sombreros, gorros aimaras, calzado, artesanía, material escolar, comida, zumos, juguetes, y todo tipo de artilugios, mercancía o prenda que imaginar se pueda. Casi todos los puestos los mantenían mujeres con atuendo cholo y su famoso gorro de copa charlotiano pequeño. Volvimos a cenar al hotel. Estábamos cansados y el día siguiente sería exigente, seguro. Cenamos dos cremas de verdura (zanahoria y espinacas) y dos platos de pollo con guarnición diversa y postres a base de Maracuyá. La cena y la cocina resultaron estimables…

COROLARIO: Fue un día de transición, de desplazamiento desde un entorno bellísimo y natural como el Lago Titicaca, a una pequeña ciudad muy agradable, como Copacabana y finalmente la llegada a una grande, insondable e inabarcable, como La Paz. Hay días y momentos en los viajes que, a pesar de que no guarden sorpresas, secretos e insólitas contemplaciones, son incomparablemente más intensos que los cientos, miles de días, en los que solo vegetas, agarrado al respirador artificial, en tu casa.

Pepe Fuentes ·