BREVE Y RÁPIDO VIAJE A MÁLAGA (dos de junio, domingo). Nos dirigimos hacia Carratraca (88 Km), pequeño pueblo situado en la serranía, hacia el sur de donde nos encontrábamos. Daba la impresión de que toda la provincia era muy accidentada, una serranía que no acababa nunca. La razón de acercarnos a ese pequeño pueblo no estuvo clara. Lo decidí yo, y ahora sigo sin saberlo. Debió de ser porque en el centro del pueblo había un balneario decimonónico con unas aguas especialmente apreciadas (incluso por árabes y romanos). También fue visitado en los dos últimos siglos por gente significada, desde Fernando VII a Rilke, pasando por Campoamor, Valera, Gustavo Doré, Romero de Torres y otros muchos. Nosotros no íbamos a ser menos, aunque nos limitamos a pasar por delante del edificio sin ni siquiera parar el coche. También nos acercamos a esa zona porque en las inmediaciones está la cueva de Doña Trinidad, con estalactitas y pinturas rupestres. Incluso cerca, en las Mesas de Villaverde, hay una basílica excavada en la roca y ruinas de un enclave paleoislámico. En la zona había abundantes lugares de mucho interés. Nos dio exactamente igual, ni los buscamos ni nos tropezamos con ellos. En el plan de viaje del día no cabían búsquedas que suelen resultar muy engorrosas y en las que hay que emplear mucho tiempo. Nuestra marcha se complicó en una de las carreteras locales que nos llevaba hasta Ronda: nos tropezamos con una lentísima procesión de muchas carrozas que viajaban a El Rocío, la increíble romería que se celebraba el fin de semana siguiente. No entiendo a las gentes que hacen esas cosas pero eso no les impide hacerlas. Ellos sabrán porqué, seguro que sí…
Foto: Comitiva de carrozas que recorren lentamente trescientos kilómetros, eso sí, por el camino cantan y bailan y sobre todo creen y creen y creen.
20 SEPTIEMBRE 2019
© 2019 pepe fuentes